Por Sergio Grosjean
En la desastrosa y espeluznante modificación que se le hizo a nuestra principal avenida durante en los también desastrosos gobiernos que se fueron (estatal y municipal), se advirtió que solo se dilapidaría el dinero ya que se estaba haciendo sin un solo estudio y por una simple ocurrencia, algo que sucedió en plena pandemia. En aquel momento, un grupo de personas preocupadas por el asunto, formamos una Asociación que se denominó Coordinadora Ciudadana, en la que demostramos que era un grave error lo que se estaba haciendo.
En su momento, invitamos a todos los candidatos de las diversas fuerzas políticas que participaban en la contienda para la alcaldía de Mérida. ¿y sabe Ud. quien fue el único candidato que no fue a escuchar nuestros argumentos? Si, ese mero, el cómplice de Mauricio Vila, Renán Barrera. Tenía sus razones supongo.
Hoy, luego del funesto gobierno de ambos, en los que se dedicaron a comprar premios y vender nuestra Mérida como un vulgar mercado de tierras, caminar en el presente por nuestra herida avenida del Paseo de Montejo y encontrarnos con escarpas rotas y desniveladas, algunas secuestradas por diversos negocios que instalan sillas, mesas e incluso construyen sobre ella, no me da menos que preguntarme si pagan “derecho de piso”. Pensando en Barrera y Vila no lo pondría en tela de duda, pero en el presente, espero nunca tener motivos para pensarlo.
De igual forma, las calles se encuentran infestadas con inútiles y estorbosas boyas amarillas (sería bueno saber quién fue el ganón en esa millonaria compra), líneas verdes despintadas que dan un aspecto deprimente y sucio, aderezadas con rejillas desniveladas; orejas, arriates o jardineras (como le quiera llamar) que solo contribuyen al caos vial, así como semáforos peatonales confusos e infinidad de trampas que hacen que el paisaje se encuentre muy alejado de lo que fue hasta hace unos años, cuando propios y extraños lo admirábamia y disfrutábamos, y obviamente a años luz de su concepción, por lo que es evidente que el ex gobernador (eterno turista en el extranjero) y el ex alcalde (fitness de cartón), así como su séquito de aplaudidores, lambiscones y también trúhanes que desconocen la esencia, los sonidos y el aroma del sitio se sirvieron con la cuchara grande y como bien dijimos en su momento: tarde o temprano se desmantelaría ese escenario creado para «jalar agua para su molino».
Me referiré a 3 puntos que estoy abierto al debate, pero con argumentos por favor, ya sea a favor, en contra, imparciales, o con ideas diferentes, pues de lo que se trata es realizar planteamientos y una “lluvia de ideas” para que luego no digan que nadie dijo algo al respecto.
1)Las orejas, jardineras o arriates: estas se instalaron en los monumentos a la patria, a Justo Sierra, Felipe Carrillo Puerto y al inicio del Paseo de Montejo (conocido como remate), así como a las puertas de varios hoteles, siendo que estos últimos, sin la más remota duda, se construyeron solo para afectar a los hoteleros en un evidente y ruin acto de venganza, porque estos levantaron la voz ante el indudable error que se cometió.
El ignorante que diseñó, o más bien, a quien se le ocurrió, y los otros con el mismo temple que lo autorizaron, lo hicieron engañando a los ingenuos peatones y ciclistas (soy ciclista y peatón antes que se escamen), aludiendo que ello haría que los vehículos transitarían a menor velocidad, como que si el Paseo de Montejo fuera una pista de carreras.
Mentira, transito por esa arteria casi todos los días desde hace casi 50 años, y fuera de los años 70 y 80 (que existía un bajísimo tráfico en la ciudad y solo había una patrulla decorativa estacionada en el monumento a la patria que no servía y unas motos carabela que contrabajo andaban), los entonces jóvenes solo hacían sus arrancones cuando no había tráfico.
Ya en los años ochenta y noventa, la avenida tuvo un destacado auge, y no me dejarán mentir los que lo vivieron conmigo, ya que todos los domingos era una verdadera fiesta, pues miles de meridanos convivíamos en sana camaradería, incluso muchos iban a “ligar” o enamorar, como una rememoración del llamado Paseo de las Bonitas o Alameda de Gálvez (calle 65 con 54 y 56), que a finales del siglo XVIII y principios del XIX fue parte intrínseca de la vida social meridana.
Los clubes de autos antiguos y decenas de amantes del motociclismo que se apostaban a un costado de los monumentos, hacían sentir casi como un pecado fallar a la cita dominical para acompañarlos; a tiempo que los jóvenes se reunían alrededor en sus autos a disfrutar del maravilloso clima de la tarde, a chismear para luego tomar un sorbete en la heladería Colón o comprar granizados de La Reina de Montejo como preámbulo, y luego cenar hamburguesas de Bunny Burger o ir a los famosos tacos de Leo, por citar algunos ejemplos.
De allá en adelante, párale de contar. ¿En que beneficia al peatón o ciclista esos estorbos? En nada, solo son estorbos que evitan la “continua con precaución”, lo que provoca embotellamientos a lo p3endejo. Otro argumento es que al ser jardín daría frescura ya que esas “islas” evitarían el calor. Nuevamente es un argumento de locos, pues el caos que se arman
con los embotellamientos, el consumo de combustible y la generación de contaminación así como el calor que generan los vehículos hacen ver ridículo el argumento por favor.Allá está el camellón donde podrían sembrarse cientos de árboles que ofrezcan sombra y no levanten las calles.
Finalmente, en este rubro, no me queda más que pensar que la estrategia fue similar a la que utilizó el ex presidente López para enfrentar pobres con la clase media y ricos, ya que en este caso, la idea fue enfrentar automovilistas contra ciclistas y peatones, algo que bien le aprendió Vila a su padrino López durante su romance político.
2)Las llamadas ciclovías: es tan sencillo como se comprobó en las reuniones con los ex candidatos que podían estar en la escarpa, ya que son amplias para instalarlas sin que interfieran con los peatones, mismas que hubieran quedado bonitas y funcionales.
Pero allá a lo mejor no se necesitaba pintura verde que se borró con la primera lluvia y eso ya no era negocio para los artífices. Muchos dirán que no hay espacio, pero si lo hay, por ejemplo, si retiran los arriates metálicos de los árboles ( como se observa en la imagen), se gana medio metro, por lo que ya sería menos el espacio que se le restaría a la escarpa.
Yo me sentiría mucho más seguro en mi bicicleta allá que donde están, ya que los ciclistas estamos con el “Jesús en la boca” esperando en qué momento alguien que se estacione abra su puerta sin percatarse de la presencia del ciclista y éste impacte.
3) «Las boyas amarillas»: la ciclovía en la calle era el pretexto perfecto para dilapidar millones de pesos con esos estorbos que destruyen llantas, pero obviamente una jugosa comisión pudo haber estado en juego.
Lo interesante del asunto, es que pusieron cientos de miles por donde se nos pueda ocurrir, pero de una forma más que descarada con el fin de justificar una compra injustificable, algo verdaderamente descabellado y ruin.
Hay sitios donde se colocaron que son simplemente tema para la revista “Ripley: aunque usted no lo crea” . Y lo dije al momento que las situaron, y ya con el tiempo fui viendo más y más; algo realmente Inaudito, la corrupción en su máxima expresión.
Ya para concluir, y de acuerdo a lo poco publicado recientemente del tema, se pretende invertir 100 millones de pesos en quitar toda esa basura que instaló Vila y su pandilla con la anuencia de Barrera, y esperamos que realmente haya una reingeniería vial que garantice una movilidad más segura para todos, llámense peatones, patinetas, patines, patín de diablo, scooter, ciclistas, motociclistas, automovilistas y camiones porque sin duda se puede.
De igual forma, espero sea real y no solo una simulación, y que se forme un consejo participativo para mejorar el diseño, corregir los errores (que es todo lo que se hizo), a tiempo de recuperar la historia y la belleza del Paseo de Montejo. Pero para ello, también tiene que haber participación de colectivos y sociedad civil, colegios de prefesionistas ( que estos últimos guardaron silencio ante Vila, salvo honrosos arquitectos), y obviamente el ayuntamiento de Mérida, que también tiene un departamento de ingeniería vial con un experto en la materia como lo es nuestro amigo el ingeniero vial René Flores que se las sabe de todas en el tema, pues lleva décadas estudiando y aplicado a la problemática, y a esos hay que escuchar. Sergio Grosjean Abimerhi 06/11/2025



