No hay conferencia o conversación sobre las elecciones que vienen donde no aparezca la pregunta: “¿Este arroz ya se coció?”. Vale decir: ¿es irreversible el triunfo de López Obrador?
Mi respuesta suele ser afirmativa, pero suele suscitar la pregunta siguiente: ¿esto es un hecho, no hay resquicio para otro resultado?
Naturalmente que hay resquicios para otro resultado. El ejercicio de combinación de encuestas más profesional que hay en el país, oraculus.mx, da a López Obrador en estos momentos 90% de probabilidad de triunfo y solo 10% a sus competidores.
Es una diferencia abrumadora, pero, como no se cansa de repetir Leo Zuckermann cuando da estas cifras: una probabilidad de 90 por ciento no es fatalidad y una probabilidad de 10% no es una probabilidad nula.
En una reciente charla con gente que sabe de inversiones y, por tanto, de números, un enterado lector de encuestas comentó dos cosas claves: que la combinación de oraculus.mx aplana las diferencias entre las distintas encuestas y los encuestadores no analizan las de “indecisos” o de “no respuesta”, cuyos porcentajes son muy altos.
Las dos observaciones son válidas.
La primera, porque, entre las encuestas registradas en el INE y publicadas en los medios, hay diferencias que van mucho más allá del error estadístico. Es decir: algunas de esas encuestas están equivocadas y otras no.
No hay conciliación posible entre quien dice que la preferencia bruta por el puntero es de 14 puntos y quien dice que es de 6. Uno de los dos está equivocado, o los dos.
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Héctor Aguilar Camin