Con la satisfacción del compromiso cumplido, el equipo Leones de Yucatán celebró con su afición por las principales calles de esta ciudad, la obtención del campeonato 2018 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), donde se reiteró que la franquicia es inamovible de esta plaza porque junto con el título, pertenece a la tradición de los yucatecos. 
Antes de iniciar un recorrido por diversos puntos de la urbe, el Gobernador Rolando Zapata Bello sostuvo un encuentro con los integrantes del conjunto melenudo, encabezados por Erick y Juan José Arellano Hernández, presidentes Ejecutivo y del Consejo de Administración del Club, respectivamente, quienes destacaron el esfuerzo de la escuadra para conseguir el cuarto banderín de su historia dentro del máximo circuito de este deporte en el país.
En ese marco, los directivos de la novena selvática entregaron al mandatario la Copa de Zaachila, conseguida el pasado jueves después de una cerrada serie de siete juegos ante los Sultanes de Monterrey, y la pelota que significó el aut 27 del último duelo en el parque Kukulcán Álamo, la cual pasará a formar parte de los objetos que se resguardan en el Salón de la Fama del Deporte Yucateco.
Asimismo, los dirigentes dieron al Gobernador la camisola con el número 1, que ya lleva la cuarta estrella correspondiente a igual número de campeonatos obtenidos por las fieras en la LMB.
Cabe mencionar que recientemente y en cumplimiento al compromiso hecho con el recinto de los inmortales, Zapata Bello dispuso que un espacio del Centro de Investigaciones Artísticas “Gerónimo Baquiero Foster”, localizado en el Centro de esta capital, sea ocupado para albergar el acervo y la memoria de los atletas más destacados de la entidad.
Al dirigir un mensaje desde la explanada del moderno Centro Internacional de Congresos de Yucatán «Powered by Samsung», el titular del Poder Ejecutivo recordó, como al inicio de la temporada de la LMB, que el béisbol es parte importante de las y los yucatecos, por lo que el equipo Leones está en el corazón y emociones de todos lo que vivimos en esta tierra.
“Yucatán es un estado que a diario lucha en todos los frentes, echándole muchas ganas para crecer en su economía, para avanzar, que haya seguridad, empleo, y cada triunfo de ustedes representa un gran mensaje de éxito para todos. Todos vivimos y sentimos cada partido, estamos orgullosos que sean los campeones, que vivan los Leones, que viva Yucatán”, expresó ante figuras como Jesús “Cacao” Valdez, Ronald Belisario, José Juan Aguilar y Art Charles, entre otros.
Previo a que se entregara algunos presentes a cada uno de los miembros, entre ellos una guayabera blanca que ya portaban, el Gobernador reiteró que la esférica que estará exhibida en una vitrina en el local del Salón de la Fama del Deporte Yucateco tendrá una inscripción que dirá “Ésta fue la pelota del último aut del cuarto campeonato de los Leones de Yucatán”.
A nombre del conjunto melenudo, Luis “Pepón” Juárez, designado como el Jugador más Valioso de la Serie del Rey, agradeció todo el respaldo de las autoridades y la afición, “sobre todo por creer en nosotros, estar en el estadio, el gran apoyo y avanzar de la mano con el equipo”.
En su turno, Erick y Juan José Arellano Hernández externaron que el factor para que decidieran tener la franquicia en Yucatán fue el trato que brindaron las autoridades estatales y el objetivo era darle al estado el cuarto campeonato y después de cinco años se consiguió, por lo que se puede decir que ya hay un compromiso cumplido.
La franquicia es inamovible, le pertenece a Yucatán, así como la Copa, por lo que estarán donde deben estar, con ustedes, sentenció Juan José ante la algarabía de la afición que acudió a vitorear a sus héroes deportivos.
A ritmo de música de banda y una convivencia entre los fanáticos y su escuadra, los jugadores y cuerpo técnico, encabezados por el mánager Roberto “Chapo” Vizcarra, abordaron el turibús con la Copa en la mano para realizar un recorrido que los llevó del Monumento a la Patria, a lo largo de Paseo de Montejo, hasta el atrio de la Catedral de San Ildefonso, en el Centro Histórico meridano, hasta donde se trasladó la celebración.
