La lucha por el clic y la carnada han lastimado gravemente al periodismo de calidad literaria e investigativa. Desde hace una década, todas las novedades que surgen son de cierres de revistas y espacios, de cambios de línea editorial, de rechazo a invertir en los mejores trabajos, de directores y editores de primera línea que son reemplazados por «influencers» porque, creen los grandes jefes, «nadie quiere leer mucho» y «eso es lo que le llega a la juventud».
Es una profecía autocumplida: los que dicen que la gente no quiere leer mucho dejaron de publicar lo que la gente sí quería leer, y así se va dejando de leer.
«Dominga» se atreve a apostar en sentido contrario. Creada por Salvador Frausto como parte de Grupo MILENIO, aparece hoy para ser «una publicación exclusivamente digital que retome las costumbres inmortales del periodismo narrativo y que incorpore los destellos creativos del nuevo modo de contar la vida pública y privada», y pretende «apelar a tu hedonismo, a disfrutar abrirnos y poner tus ojos en nuestras entrañas».
Dominga es una inusual buena noticia entre tantas malas en el periodismo. Deberá revertir tendencia, marcar una hacia el futuro.
Encuéntrala aquí www.milenio.com/dominga
