sábado, febrero 1, 2025

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Sobre los horribles hechos de Tekit, hay que decir simples y complejas al mismo tiempo:

Por Irving G Berlin Villafaña

1.- La venta de estupefacientes es ya frecuente, según me contaban algunos alcaldes en casi todos los municipios. Los alcaldes se sienten superados y sin apoyo y supongo que las autoridades estatales de salud y de seguridad, lo saben y lo permiten. 2.- La juventud está expuesta a patrones de consumo (cultural, educativo y de substancias) que no disminuyen la ignorancia ni orientan a valores de convivencia). Han oído las canciones de moda que el pueblo bueno oye? Les invito a escuchar al grupo marrano, cualquier reguetonero y al muerto de Tijuana. 3.- Hay desórdenes provocados por bandas o personas que tienen a barrios y comunidades en incertidumbre y amenazas sin que las autoridades resuelvan.

La consecuencia: desequilibrios mentales sociales colectivos y hartazgo. Y sobre todo impunidad. Lo ocurrido en Tekit es consecuencia de esto.

Los culpables están en estos tres ordenes. Lo complejo es componerlo. Hay, seguramente otros problemas, pero sino se vendieran drogas, si hubiera control de adicciones, si las bandas y personas violentas no estuvieran repitiendo hazañas en las calles, si hubiera programas educativos y culturales y la justicia y la seguridad fueran expeditas, tal vez esto no pasaría. Si hubiera. Pero no hay. O no es suficiente.

Y ya somos testigos de la existencia de ciudadanos que pueden torturar, quemar a otros y sonreír en compleja red de emociones de venganza, rabia y sin ninguna de horror y culpa. De autoridades Policiales que lo facilitan. La compasión y la empatía por el dolor ajeno son aprendizajes que ya no se tienen. Y a veces el cóctel cuaja y se desborda. Y me temo que seguirá una cortina de humo hasta que a los otros ciudadanos que si nos importa, se nos olvide.

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