El énfasis de Apple en proteger la privacidad de sus usuarios incluye imponer a procesadores y otros componentes que se usan en los iPhone una batería de pruebas extenuantes que garanticen que no son vulnerables a ataques.
Las pruebas, realizadas en una instalación secreta cerca del campus Apple Park —la nueva sede del gigante de Cupertino—, incluso infringe cambios extremos de temperatura a los chips, según reveló el diario The Independent, tras una entrevista con Craig Federighi, vicepresidente de ingeniería de software de Apple.
«El objetivo de someter a los chips a pruebas de estrés es ver si tienen un mal comportamiento en este tipo de situaciones extremas y, de ser así, asegurarse de que suceda en este laboratorio en lugar de que pase cuando ya estén dentro de los teléfonos de los usuarios», publicó el domingo el diario en un informe. «Cualquier tipo de mal comportamiento puede ser fatal para un dispositivo».
«Podría parecer poco probable que un teléfono normal sea sometido a este tipo de desgaste, ya que eso implicaría que sus propietarios pasen de un entorno frío de menos de 40° C a un calor de 110° C», explica el informe. «Sin embargo, el temor aquí no es normal en absoluto. Si se descubriera que los chips son inseguros bajo este tipo de presión, los actores malos comenzarían a poner los teléfonos a través de estas condiciones y todos los datos que almacenan serían eliminados».