A dos años del inicio de la pandemia de covid-19 en México, el estrés y la ansiedad prevalecen en muchas escuelas, tras el regreso presencial en agosto pasado. Se han incrementado, aseguraron educadores, los casos de estudiantes que rechazan ir a los planteles o que expresan falta de interés.
“Detectamos en los alumnos temor e incluso pánico al contagio. Algunos padres no quieren que sus hijos regresen a clases y permanecen encerrados en casa. Y los que asisten son menos participativos y se aíslan con facilidad”, aseguraron profesores de primaria y secundaria, quienes destacaron que han recurrido “a muchas estrategias lúdicas para intentar sacarlos del letargo”.
En esta generación de primer grado de secundaria, afirma una maestra de geografía, “observamos que les cuesta mucho participar en clase e interactuar entre ellos. Tienen muchas lagunas, no sólo en sus aprendizajes. Les cuesta agarrar el hilo, como dicen los niños, además de que no pueden gestionar sus emociones”.
Al respecto, el doctor Leonel Jaramillo Villanueva, jefe de Salud Mental del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), destacó que en la consulta clínica es cada vez más frecuente la atención de casos de estrés y ansiedad en menores, “no sólo por la pandemia: el regreso a clases también representa un reto”.
Entre los síntomas emocionales, el más frecuente es el miedo, que puede ser a enfermar o contagiar a familiares; el miedo social, el miedo a la responsabilidad y a separarse de los padres, lo que se conoce como ansiedad por separación. A ello se puede agregar la irritabilidad y la tristeza.
Sobre las conductas, están las de evitación, cuando los menores tratar de evitar ir a la escuela o incrementar su nivel de confrontación en clase con compañeros y profesores. Entre los síntomas físicos se pueden presentar dolores de cabeza o de estómago; mareos, falta de sueño y tensión muscular.
El especialista recomendó a los padres explicar a los niños que “el estrés es parte de la vida cotidiana y lo vamos a vivir toda la vida, son síntomas pasajeros”. Se debe enfatizar que “el miedo es sólo una exageración del pensamiento y es la mejor forma de vencerlo”. Además, se deben establecer horarios para el ocio y para dormir, así como fomentar el ejercicio.
Francisco Bravo, director de la primaria Leonardo Bravo, destaca que hubo casos en los que algunos alumnos expresaban temor de volver a la escuela, “pero una vez que convencimos a los padres, la propia actividad escolar, el recreo y el contacto con otros niños ayudó bastante, fue como una terapia”.
Destacó que para la reactivación de las clases presenciales, “es esencial trabajar el aspecto socioemocional de los alumnos. En mi escuela se acordó que en cuanto detectamos algún problema, como colegiado docente orientamos todos los esfuerzos a alcanzar objetivos socioemocionales. Trabajamos mucho la autoconfianza, la autoestima y el trabajo en equipo, y llevamos un seguimiento mensual para ver si hay avances”.
La Jornada