*Jazmin Villanueva Moo
Me permitiré como preámbulo recordar aquí, con mucho respeto, el espíritu de los artículos 61 de la Constitución Federal y 19 de la constitución local que establecen con ligeras variables la inviolabilidad por las opiniones que manifiestan los legisladores en el desempeño de sus cargos.
Ello se contempla en lo que se conoce como el estatuto de los parlamentarios, y que asume como situación natural de los congresos las incompatibilidades objetivas y naturales de los representantes populares al representar a partidos diferentes o grupos parte de la sociedad identificados por una forma de actuar común en función de sus intereses o ideologías, la inviolabilidad parlamentaria y desde luego, la prohibición del mandato imperativo. Es relevante señalar que el estatuto parlamentario salvaguarda a la función y no a la persona. Es decir, son instituciones que sirven para garantizar el mejor desarrollo de la democracia representativa y el papel del Poder Legislativo como órgano que legisla, que controla al Ejecutivo y que participa en la dirección política de los asuntos del Estado. Señalo lo anterior, con mucho cuidado y respeto de quienes en esta honorable asamblea juegan el papel de representantes populares, ante la percepción que se pueda sugerir respecto de quienes se piensan con el derecho singular de dictar agendas y conductas de representantes igual que ellas y ellos, sentirse directores o gerentes de una oficina de recursos humanos e inclusive con cierta ligereza dictar criterios sobre el tutelaje de las conductas de los diputados, considerando que, por que ya se pusieron de acuerdo y construyen mayorías “Se ubican en la presunción de tutelaje legislativo y en la jactancia de que pueden avasallar”. No sé si es sencillo o complicado entender que, en esta Cámara, al igual que en nuestra sociedad coexisten proyectos diferentes de nación y que la gente es finalmente quien determina cual es el que quiere y acepta, dándole así la representatividad a cada partido político mostrando que no es ingenua la sociedad y ubica a cada quien en donde le corresponde. No me permitiré reconvenir las palabras de ningún diputado participante en este congreso, a ese respeto me obliga la Constitución, tiene cada uno de nosotros el derecho de actuar conforme a la orientación política que asuma. Ese respeto es el que todos los diputados y diputadas nos merecemos y es irreprochable el afirmar que siendo de oposición me asuma como tal y no obedezca agendas que no corresponden a la responsabilidad adquirida con quienes decidieron mi representatividad aquí, todos ellos ciudadanos yucatecos que dictan mi conducta. Las representaciones legislativas integrantes de esta legislatura serán cada una, consecuentes de sus actos y responsabilidades, la fracción de morena no contempla sumisión al ejecutivo del Estado, ni acepta tutores que visualizan conductas de subordinación a sus opiniones ni dictados en pretensión de un alguien que pretende erigirse como ente calificador de sus pares o iguales en este Parlamento. Hemos denunciado el anuncio totalitario expresado en este gobierno, no se puede pasar por alto el control que ya el Gobernador ejerce sobre el Poder Legislativo del Estado y ahora quieren que aceptemos sumisos el modelo de simulación que se construyó desde la iniciativa al poder judicial en donde se percibe la ampliación del poder del ejecutivo vulnerando la independencia de los otros poderes del estado. La máscara de legalidad se fragiliza en el contraste con la realidad que en gasto oneroso se deforma desde los recursos que dispersa la oficina de comunicación del Gobierno del Estado, se cae en la torpeza del auto engaño y retórica vacía que solo creen los que quieren creer o quienes para eso cobran. Somos oposición y se entiende que ni compartimos, ni aceptamos las imposiciones disfrazadas aun con el desgarre de vestiduras de interés mediático. Entendemos y respetamos el decir de nuestros adversarios, es su decir, es su opinión, la gente, el pueblo calificara quienes tienen la razón.*Diputada de Morena en el H. Congreso del Estado