Los glaciares del mundo se derriten a una velocidad nunca vista. Los problemas son ya visibles. La causa: el calentamiento global, lo que afectará a los países, como México, con franjas litorales en los océanos y a numerosas islas. Datos recientes muestran, por ejemplo, que este siglo los glaciares perdieron poco más de 5 por ciento de su volumen. Los de Suiza y los Alpes de Europa registran una pérdida cercana a 40 por ciento. Igualmente los ubicados en el norte de Asia y América, y el Cáucaso.
Cuando se habla de ellos generalmente se destacan los de Europa, pero existen otros 18 mil 500 ubicados en medio centenar de lugares calificados como patrimonio mundial. Cada año pierden por el cambio climático 58 mil millones de toneladas de hielo, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

A lo anterior se suma la carencia de una estrategia común para revertir al máximo los daños que ocasiona ese deshielo. Comenzando por cumplir los objetivos trazados en París en 2015 para evitar el aumento de la temperatura global.

En los países que cuentan con glaciares, éstos son la fuente de agua que demandan más de dos mil millones de habitantes. Viven por lo general en las partes bajas de dichas formaciones en las que realizan actividades económicas muy diversas. Además, pueden sufrir catástrofes con víctimas mortales por el desprendimiento de dichas formaciones. A ello se suma que, al derretirse el hielo, aumenta el caudal del agua en las presas y ríos cercanos.
Lorin Hancock, quien cumple un importante papel como divulgadora en el Fondo Mundial para la Naturaleza, con sede en Suiza y presencia en decenas de países, advierte cómo los casquetes polares también se derriten. Cada década desaparece casi 13 por ciento del hielo marino del Ártico: en los últimos 30 años, el hielo más antiguo y grueso de esa parte de la Tierra se redujo 95 por ciento. Y agrega que, de continuar en ascenso las actuales emisiones de gases de efecto invernadero, el Ártico podría quedarse sin hielo en 15 años más. Hacock detalla los desastrosos efectos que tendría a escala global. También las afectaciones a la fauna que allí existe.
Señala cómo el Ártico y la Antártida funcionan como refrigeradores del planeta por estar cubiertos de nieve y de hielo. Al faltar éstos, se producen olas de calor más intensas al igual que inviernos sumamente fríos. Luego Hancock suma el aumento del nivel del mar: el siglo pasado, casi 20 centímetros. En el actual sigue la tendencia, lo que afecta muy gravemente a las ciudades ubicadas en las costas, las actividades económicas que allí tienen asiento: desde puertos e industrias, hasta la pesca y la agricultura. Igual suerte espera a los países insulares. Algunos ya padecen el efecto del aumento del nivel del mar: Tuvalu, Kiribati, Fiyi, Islas Maldivas y Marshall, y varios otros ubicados en el océano Pacífico.
México es uno de los países más expuestos a los efectos del calentamiento global. Ya se deja sentir con sequías y lluvias torrenciales. Pero uno de los puntos más vulnerables son los 11 mil kilómetros de litorales que tiene en los océanos Atlántico y Pacífico. Allí se ubican centros urbanos importantes, ricos ecosistemas y actividades económicas de enorme importancia. Por ejemplo, la industria petrolera y petroquímica en el corredor Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Cangrejera, en Veracruz; los puertos de Manzanillo, Tampico y Salina Cruz. El principal polo turístico: Cancún y la Riviera Maya. Sus pesquerías. Agrego islas importantes y habitadas, como Cozumel, Mujeres y Holbox.
Sin embargo, el país no cuenta con una estrategia para para enfrentar el aumento del nivel del mar. La denominada zona marítima federal terrestre se integra con sólo los 20 metros tierra adentro desde donde rompen las olas. Allí no debe haber construcciones. Las hay gracias a la corrupción de instancias oficiales y privadas. Y por obra pública.
Desde hace 40 años, centros de investigación y especialistas en temas marinos y ambientales exigen a los poderes Ejecutivo y Legislativo extender muchísimo más la zona marítima federal. Y establecer una estrategia para enfrentar el aumento del nivel del mar. Cero respuesta. El mar no perdona, como vemos en varias partes del país.