sábado, septiembre 7, 2024

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Bullying

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Tere Vale

Hace unos cuantos días con enorme preocupación vimos un video en donde dos jovencitas, vestidas ambas con el uniforme de la secundaria 518, anexa a la normal de Teotihuacan en el Edomex, se peleaban literalmente a muerte. Finalmente, la niña Norma Lizbeth, victima del acoso de sus compañeros de clase y desde luego de la jovencita que la golpeó, falleció a causa de los golpes recibidos que le ocasionaron un traumatismo craneoencefálico del que no pudo recuperarse.

La muerte de esta jovencita es tan solo una muestra del grave problema del bullying que se da todos los días en miles y miles de escuelas de nuestro país. Cada vez que sucede una tragedia de este tipo volteamos a ver las escuelas como reproductoras de nuestra violencia. Se habla y se discute el tema unos cuantos días y, después, no pasa nada. Ni este gobierno ni los anteriores en este siglo. han tomado el tema en serio ni han tratado de resolverlo.

Desde el punto de vista psicológico, la adolescencia y la llamada primera juventud constituyen un período del desarrollo humano en que la violencia puede mostrarse con más intensidad y, si no se toman las medidas necesarias, este aspecto del comportamiento humano puede tener graves consecuencias.

Conocer las características de estos comportamientos (que incluyen el bullying) debería ayudar a la generación de políticas públicas y acciones preventivas orientadas a los grupos de edad más vulnerables a esta cuestión. Muchos niños presentan conductas problemáticas desde la edad preescolar que pueden paulatinamente agravarse hasta llegar a formas más serias de agresión en la pubertad y la adolescencia. Entre 20% y 45% de los varones y entre 47% y 69% de las adolescentes que son delincuentes juveniles violentos a la edad de 16 o 17, han sido niños “problema” o niños agresivos durante sus primeros años y esta conducta en una proporción importante puede persistir durante toda su vida.

Un porcentaje de adolescentes que pertenecen a esta categoría continúan teniendo comportamiento violento hasta la edad adulta, donde tienen en la mayor parte de los casos problemas con la ley y conductas abiertamente delictivas. Nuestro país está seriamente afectado por esta situación que parece a nadie le importa en el gobierno.

Para tener un panorama más completo de la violencia entre los jóvenes, los datos sobre los homicidios juveniles deben ser analizados simultáneamente con estudios sobre la llamada violencia “no mortal”. Esta integración proporciona una imagen más clara del problema y se relaciona directamente con el fenómeno del bullying.

Los traumatismos no mortales, producto de actos violentos entre jovencitos incluyen el uso de puños y pies y de otras armas, como las punzocortantes y otros objetos contundentes para atacar al otro. La participación de los adolescentes en riñas, la intimidación, el acoso e incluso portar armas de fuego o blancas son conductas de alerta sobre el desencadenamiento de la violencia juvenil.

Lamento que este tipo de tragedias, como la muerte de Norma Lizbeth, no llamen a la acción a las autoridades ni se ocupen por atenderlas. En el México del 2023, digamoslo claro, del presidente para abajo solo se esmeran en enardecer y polarizar a la población. De eso se trata su juego.

Dudo que la Sra. Leticia Rámirez, la peor secretaria de educación en la historia de nuestro país sepa siquiera de lo que estamos hablando. Lamentable.

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