En la tradición culinaria de algunas comunidades mayas del sureste de México, especialmente en la Península de Yucatán, existe un manjar poco común y ancestral conocido como el “Ek” que proviene de avispas silvestres que construyen sus nidos en árboles huecos, grietas o bajo tierra. A diferencia de las abejas melíferas, estas avispas no son domesticadas, y su recolección implica un conocimiento profundo del entorno y técnicas tradicionales para evitar ser picado. Generalmente se recolectan en época seca, cuando los panales están más maduros y contienen una mayor cantidad de larvas.
Este panal es apreciado sobre todo por las larvas que contiene, las cuales son de alto valor nutritivo y energético. Su sabor es intenso y ligeramente ahumado si se tuestan o se preparan a las brasas, y muchas veces se cocinan con salsa de chile, se comen en tacos, o se integran en caldos. El Ek no solo es un alimento, sino también parte del saber tradicional indígena, ligado a la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Además de su valor gastronómico, el Ek representa un símbolo de respeto por la biodiversidad local y de aprovechamiento sustentable. Aunque no es común encontrarlo en mercados formales, en algunas comunidades rurales todavía se conserva esta práctica, pasando de generación en generación.
En un mundo donde la entomofagia (el consumo de insectos) cobra cada vez más interés como opción sostenible, el Ek se destaca como un ejemplo antiguo y sabroso de cómo las culturas originarias han sabido aprovechar los recursos naturales de forma ingeniosa y respetuosa.
Fuente : Ilustrativa
