Las amenazas son las entrañas de los cobardes. Florestán
Le adelantaba ayer que por una nota en la primera plana de El Universal me enteré de que, con Javier Tejado Dondé, había sido citado por la Procuraduría General de la República a declarar en torno a la información que publiqué sobre el amaño de Tecnoradio para hacerse de más de 77 estaciones de radio en la primera gran licitación de frecuencias que hacía el Estado mexicano en la historia de este país a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), lo que causó un daño superior a los 270 millones de pesos al erario y a la imagen empañada de la transparencia que debería garantizar ese órgano regulador.
Y que era el mismo IFT el que lo había solicitado, en lugar de pedir la comparecencia de la empresa fachada, Tecnoradio, que sabía estaba ligada a Grupo Radiorama, que posee más de 250 estaciones de radio y que buscaba hacerse de más, con esa sociedad fantasma para, además, lograr 15 por ciento de descuento en las estaciones a pagar, ahorrarse unos 40 millones de pesos con el engaño de que era nuevo entrante, para lo que hicieron el montaje.
Tras la fachada de Tecnoradio, aparece el nombre de Javier Pérez de Anda, uno de los más conocidos radiodifusores de México, lo que se ocultó con el registro de Alí Eduardo Baños, lo que debería haber conocido la autoridad que, enterada por los reportes periodísticos de Tejado Dondé publicados en El Universal y por este reportero en este espacio de MILENIO, recurrió a la PGR a presentar una denuncia donde pide que nos cite a los dos.
El martes hablamos en Radio Fórmula sobre este tema Javier y yo, y a los 45 minutos el IFT mandó una nota informativa, desmintiendo lo dicho y afirmando que en ningún momento ha señalado, presumido o imputado responsabilidad alguna a comunicadores o columnistas (sic).
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