Por MIGUEL F. VERA LIMA
Uno de los encantos de Izamal es ver llegar a los Kaues en la tarde a la plaza, preparándose para dormir.
Cuando el sol va declinando y empieza a llegar la penumbra, numerosos x’ Kaues (Zanates: Quiscalus mexicanus) van arribando a las plazas de Izamal, sobretodo a la de «Zamná “, -donde ahora hay más vegetación -, a eso de las 17:30 hrs., aunque el momento puede cambiar según la época. En el verano la invasión de aves ocurre hacia las 19:00 hrs. porque oscurece más tarde.

Van llegando de uno en uno o en grupos sumando cientos, quizá miles, posándose en las ramas de los árboles, aunque también en los de la pirámide Itzamatul y en los de los patios cercanos. Las aves llegan haciendo escándalo llamando la atención de propios y extraños. Muchos turistas gozan el espectáculo y toman fotografías y videos desde los restaurantes de los portales de la plaza… Una gritería digna de admirar, que no dura más de media hora porque al oscurecer las aves quedan silenciosas, comunicándose entre sí con sonidos de contacto, más tenues y aislados, escuchándose de nuevo el ruido cuando expulsan del grupo a algún compañero que les desagrada o cuando un xoch’, más grande que ellos, llega a cazar un xkau para cenar. El ave rapaz, blanca, de grandes alas (Tyto alba: «Lechuza de campanario») vive en el viejo aguacate de la huerta del convento franciscano y regresa a la plaza varias veces durante la noche en busca de otra presa, alborotando de nuevo a los Kaues, interrumpiendo su sueño.
Al día siguiente cuando aparecen los primeros rayos del astro rey emprenden su vuelo en todas direcciones en busca de comida dejando en la plancha de concreto de la plaza sus excretas y en los jardines muchas de sus plumas que con el alboroto nocturno se les desprenden.
Este espectáculo es más notorio en la plaza «Zamná», aunque hace varias décadas, en el siglo pasado, se observaba en el parque «5 de Mayo», actualmente parque «Dr. Crescencio Carrillo y Ancona», cuando había grandes laureles -porque se les dejaba desarrollar naturalmente- en esa plaza.
La vespertina llegada de los Kaues también se observa en otras plazas yucatecas y cada lugar tiene un espectáculo parecido que le confiere notoriedad.
En Palizada, Campeche, observé el atardecer hace unos años: En los árboles que crecen a la orilla del río llegaban al caer la tarde infinidad de garzas blancas, blanqueando las ramas al verlas desde lejos, en tanto en otros árboles cercanos se posaban patos negros que ennegrecían las ramas. Cada grupo respetaba su área de descanso nocturno sin invadir los árboles de los otros… Un espectáculo que ahí se observa cada tarde como encanto o curiosidad natural en aquel también denominado pueblo mágico campechano.
Izamal, Yucatán, Mex. Diciembre de 2024.
(Publicado en el Diario de Yucatán el 28 de dic. de 2024)