El PRI se está jugando algo más que su devaluada credibilidad con la Reforma Electoral. Mientras siga siendo encabezado por su actual presidente, todo lo que tenga que ver con el tricolor genera incertidumbre, dudas e incredulidad y de ahí no van a pasar.
Si en el PRI no hay conciencia de ello, el destino los llevará a ser un cómodo apéndice de Morena con altas probabilidades de diluirse hasta terminar en simple sobrevivencia. No hay futuro, porque no se ha hecho nada para construirlo. El partido está siendo encabezado por un grupo que encontró en los estatutos la manera de colarse en medio de la apatía y la desbandada.
Presumimos que en Movimiento Ciudadano algo deben saber sobre los entretelones de lo que está negociándose entre el PRI y Morena al asegurar que ya hay un acuerdo PRIMor sobre la reforma.
Así como le aplicaron todo tipo de presiones, intimidaciones y amenazas a Alito con la audioteca de la estridente gobernadora de Campeche, suponemos que en el gobierno han de tener más parque, sin pasar por alto que la mencionada audioteca todo indica que tiene mucho más que ofrecer como para mantener al diputado priista a raya.
Queda la impresión que en lo que queda del PRI no está claro lo que se les viene o de plano están esperando el final o cándidamente un milagro. Lo único que se ha visto internamente hasta ahora son manotazos que sólo trascienden en los medios y las redes en medio del morbo, pero en el partido no pasa nada.
Resulta confuso, por decir lo menos, que algunos exgobernadores del tricolor anden postulándose para dirigir el partido o para ser candidatos a la Presidencia, como si el PRI pudiera ser una plataforma política para el país, no se ve ni por asomo. Con lo que hoy es el tricolor no pareciera tener sentido dirigirlo o creer que a partir de él se pueda construir una candidatura presidencial.
El exgobernador de Oaxaca desde hace tiempo parece más cercano a Morena y al Presidente que a su propio partido. Lo último fueron sus declaraciones sobre lo que sugiere que debe hacerse con la Reforma Electoral del Presidente; presumimos que no incomodó a nadie en Palacio Nacional.
El secretario de Gobernación se ha encargado de ser una suerte de vocero del PRI. En varias ocasiones ha asegurado que hay acuerdos para la aprobación de la reforma con el “PRI y algunos panistas”, lo que se interpreta como que ya tienen planchado el asunto.
Por cierto, habrá que preguntarse por qué el presidente del PRI le reclamó airadamente a MC y no dijo absolutamente nada de lo que viene expresando el titular de Gobernación siendo que en el fondo dijeron lo mismo.
Por el estratégico papel que juega el tricolor en el Congreso, uno supondría que al interior del partido se estuvieran dando debates sobre la reforma, si los hay no pareciera que pasen de las cuatro paredes de la oficina de Alito.
Al PRI en su deterioro le pasa lo mismo que a buena parte de la sociedad mexicana. Se insiste una y otra vez en la crítica e inconformidad hacia el Presidente y su gobierno, pero la capacidad de reacción y movilización es mínima; las calles, el Congreso y la narrativa están en poder de López Obrador.
El Presidente lo sabe y lo evidencia en todas las mañaneras. La sacudida de la elección de 2018 sigue teniendo postrada a la oposición, la cual por más que ha tratado no ha logrado ganar espacios. Donde quizá se esté presentando el debate más interesante es en la capital. Morena ha perdido espacios y la popularidad del Presidente y su “corcholata” mayor han disminuido. A pesar de ello en el PRI parece que consideran aliarse a Morena como forma de vida.
RESQUICIOS
En las elecciones intermedias de mañana en EU se puede estar jugando la elección presidencial. La única certidumbre que hay sobre el proceso es que el país seguirá dividido en dos grandes mitades y que la sombra de Trump, con todo lo que esto conlleva, es un factor real de poder.
Javier Solórzano