Nunca es Tarde para Soñar
En un rincón del pueblo de Ixil, donde las calles guardan historias sencillas y los sueños muchas veces se quedan en el aire, una mujer tejió el suyo con fuerza, sazón… y mucha esperanza.
Doña María Virginia Córdova Coba, la más pequeña de ocho hermanos, tenía un anhelo guardado desde hace años: conocer Colombia. Pero no era solo un viaje turístico. Era un acto de fe, de afirmación, de decirle a la vida “aún tengo cosas por vivir”.
A los 79 años, y sin depender de nadie, cocinó durante un año entero para reunir peso por peso el dinero que le permitiría cumplir ese sueño. Lo logró. Pagó de contado. Y se subió al Tren Maya con rumbo al aeropuerto de Cancún. Ahí comenzó el viaje de su vida.
Pisó Bogotá, caminó por Zipaquirá, Medellín y Guatapé. Voló en helicóptero sobre la Piedra del Peñol, navegó en yate como toda una reina, y bailó en cada esquina donde la música la llamaba. Porque sí: doña María Virginia baila con el alma, y hace que los demás también lo hagan.
Hoy, su historia se vuelve inspiración. Porque cuando una mujer de 79 años se atreve a volar por primera vez y regresa con el corazón lleno, nos recuerda que los sueños no caducan. Solo esperan el momento en que alguien se atreva a perseguirlos.
