En la Copa América organizada el año pasado por Estados Unidos, el árbitro asistente Humberto Panjoj se desplomó durante el primer tiempo de un partido en Kansas City con un índice de calor cercano a 40 grados centígrados. Las mismas condiciones climáticas reflejadas en el Mundial de Clubes, con probabilidades de tormenta eléctrica en los estadios y periodos de hidratación patrocinados por una bebida energizante, alertaron a jugadores, entrenadores y miembros del sindicato global de profesionales del futbol sobre la siguiente Copa del Mundo de la FIFA en esa nación.
Según un informe de la organización inglesa Scientists for Global Responsability, las fechas de inicio y final del torneo de selecciones –11 de junio al 19 de julio– coinciden con la principal temporada de huracanes, picos de incendios forestales y episodios de calor extremo que se han vuelto cada vez más frecuentes. Además, al ser la primera vez que jugarán 48 equipos en 104 encuentros (de los 64 habituales), el aumento en la cantidad de viajes, uso de infraestructura y recursos energéticos convertirán a dicha edición en la más contaminante de la historia con emisiones totales de 9.02 millones de tCO2e (toneladas de dióxido de carbono equivalente), casi el doble del promedio atribuible a la Copa.
La Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) no sólo advierte de la saturación del calendario, sino de una forma de actuar unilateral, autoritaria, basada en la rentabilidad económica de la FIFA, señala el presidente del sindicato, el argentino Sergio Marchi. En un documento titulado El hombre que se cree Dios en referencia a Gianni Infantino, máximo jerarca del futbol en el mundo, la asociación liderada por Marchi señala que seis de las 16 ciudades sede del Mundial son de riesgo extremadamente alto para padecimientos de estrés térmico en los jugadores, de acuerdo con el índice WBGT (Wet Bulb Globe Temperature).
La evaluación integral de riesgos de emergencia climática sostiene que los estadios de Dallas, Houston, Kansas City, Los Ángeles, Nueva York y Nueva Jersey, así como Monterrey deben gestionar el estrés térmico, ya que las temperaturas pueden alcanzar hasta 41 grados centígrados durante algunos encuentros.
Los jugadores aceptan todo, porque los han transformado en ovejas millonarias que forman parte del mismo rebaño, dice a La Jornada el ex preparador físico de Diego Armando Maradona en los Mundiales de 1986, 1990 y 1994, Fernando Signorini.
El poder les dice cállense y jueguen, todo por plata (dinero). Infantino es un muñeco más, porque por arriba de él hay otro tipo de poderes y el mismo Donald Trump.
Con el aumento de temperaturas a escala global, la FIFA extendió durante el Mundial de Clubes las pausas de hidratación por encuentro –minutos 15, 30, 60 y 75– en respuesta a la preocupación expresada por jugadores y FIFPro, pero también como una oportunidad publicitaria. En anuncios proyectados en las pantallas gigantes, la marca de una bebida energizante auspició el llamado de los árbitros a los equipos para refrescarse. La hidratación se tomó a partir de temperaturas de 32 grados, lo cual me parece un disparate. ¿Qué estamos esperando? ¿Qué suceda algo más grave?, cuestiona Marchi, presidente de FIFPro desde noviembre de 2024.
Infantino es un autócrata, un tipo que decide las cosas por sí solo, sin consultar a nadie. El futbol es una fiesta inventada por los jugadores, no es negocio creado por él. No puede mirar solamente hacia un sector. La FIFA dice que espera vender 6.5 millones de boletos para el Mundial, pero me parece que alguna voz se tiene que alzar. Todos sabemos que esto está mal, que no se respeta el descanso del futbolista ni los derechos sociales. Hay millones que no perciben su salario, que son víctimas de abusos, de violencias físicas, sicológicas y económicas mientras la FIFA factura más de 2 mil millones de dólares por torneo, no todo es negocio, agrega.
Retrasos por tormentas
Los protocolos de seguridad en Estados Unidos obligan a suspender los actos deportivos al aire libre durante al menos 30 minutos cuando se avizoran truenos en un ra-dio de 13 kilómetros. Si en ese lapso se aproxima una nueva tormenta, la cuenta regresiva se pone en cero, con lo que el momento en que se reanuden los partidos es impredecible. El tiempo de retraso de los seis encuentros que activaron el protocolo en el Mundial de Clubes fue de 8 horas 29 minutos, incluido el Benfica-Chelsea en el estadio Bank of América, en Charlotte, que se reanudó 2 horas después de su suspensión, a cinco minutos del final.
Es complicado jugar con tanto calor, pero en un Mundial los futbolistas tienen que aprovechar todas las condiciones, afirma el ex defensor central Claudio Suárez, jugador que más veces ha vestido la camiseta de la selección mexicana (178 en total). No sé si a México le alcance para estar en los primeros lugares, pero tiene que superar lo que hizo en 1986, cuando muchos se quejaron de la contaminación. De acuerdo con la FIFA, el Tricolor tendrá su lugar de concentración principal en el Centro de Alto Rendimiento de la Federación Mexicana de Futbol, además de los complejos de Verde Valle y el Barrial en Guadalajara y Monterrey, respectivamente.
Los doctores Jesús Felipe González y Carlos Suárez Ahedo, especializados en medicina del depor-te, coinciden en los riesgos de jugar bajo condiciones sofocantes, las cuales suelen derivar en fatigas musculares, mareos, pérdida del conocimiento y golpes de calor, como el que sufrió en Nueva Jersey el capitán del Chelsea, Enzo Fernández, en la semifinal ante el Fluminense. Un jugador expuesto a esas condicio-nes puede perder entre 3 y 4 kilogramos por partido, además de sufrir cuadros de hipertermia por el aumento significativo de la temperatura corporal, explica González.
A excepción de 2022, cuando trasladó el torneo a noviembre-diciembre para evitar el caluroso verano en Qatar, la FIFA se ha mantenido fiel a su calendario tradicional de junio-julio para la Copa de 2026. En Qatar, ante todas las críticas que había, porque hacían trabajar a los obreros a cualquier hora bajo el Sol, se cambiaron leyes como medida de respuesta, recuerda el periodista escritor argentino Ezequiel Fernández Moores. El país se convirtió casi en un pionero de derechos laborales en la zona del golfo Pérsico, que es un territorio superexplotador de los migrantes. En Estados Unidos no se hizo un gran debate por el calor, no se dijo nada.
La experiencia de los asistentes al Mundial de Clubes, con camisetas empapadas de sudor y asien-tos abandonados en los sectores de más temperatura, no es distinta a la que jugadores y directores técnicos expusieron en conferencias de prensa. Esto afecta al futbol y al entretenimiento, asegura Álvaro Nanton, presente en diferentes estadios del torneo como freelance. Muchos partidos se jugaron con temperaturas superiores a 32 grados y una sensación de 38 o 39 por la humedad. Es peligroso y no se sabe muy bien cómo la FIFA podrá solucionarlo.