Por Bernardo Caamal Itza
Para el mundo occidental, el hecho de que se derrumbe el techo de la bóveda de un cenote y de paso se hunda un árbol, es algo natural. Sin embargo, para los mayas peninsulares, es un nuevo presagió de la Santísima Cruz de Xocén, nos compartió en entrevista, el joven mayahablante, José Domiliano, oriundo de este lugar.
«Si de antes, esperamos con alegría la celebración de una de nuestras fiestas religiosas en torno a la virgen de la Asunción, y que inicia este viernes 9 de agosto, ahora, estamos muy tristes, ante el derrumbe y de paso llevarse el Ya’axche, nuestro árbol sagrado»
-Hundirse el árbol en ese socavón, no es natural para nosotros, sabemos que es el presagió de nuevas desgracias para el mayab, reiteró el joven.
El árbol desaparece en pleno centro de la población, y de paso quedó visible un nuevo cenote en forma de un corazón o asemejando al estado de Yucatán.
«Para nosotros, representa el mensaje de los yuntsilo’ob – no dioses sino a los señores de la vida- , el hecho de que el árbol sea cobijado por los señores del metnal o Inframundo, Arux ¿Tu que sabes del mensaje de nuestros antepasados y cómo lo puedes interpretar? Me preguntó José, al recibir su llamada telefónica.
«Tin xixtik la’ak, hermano, lo estoy analizando – le contesté – sé que son mensajes, entre que reflexionaba, el regreso del árbol sagrado al Inframundo, desde nuestra perspectiva, representa el reclamo sagrado, «el olvido» a nuestros orígenes y de nuestro papel pasivo ante la defensa del meatsil o raíces culturales.
Si de los 5 árboles sagrados «que sostiene a nuestro mundo» uno de ellos que se encuentra en la parte central, regrese de nuevo a las penumbras, representa no solo el olvido sino la pérdida de esa conexión que tenemos con nuestros ancestros.
Domiliano, recordó, ese 29 de diciembre del año 2019, a las 9 de la noche, cuando misteriosamente se incendio la efigie sagrada de la santísima Cruz de Xocén.
Ahora, el árbol sagrado, se hunde en la profundidad de un cenote, cerca de las 9 de la noche, de un domingo 4 de agosto «para nosotros, representa tristeza y de análisis» dijo nuestro entrevistado.
El Ya’axche tiene más de 200 años, bajo su sombra jugábamos de niño, y en las fiestas tradicionales, nuestras danzas y del baile de la jarana, como una forma de agradecer su cobijo a nosotros.
Ese domingo, eso de las 6 de la tarde, nos juntamos y limpiamos en su alrededor, nunca pensamos que fue nuestra despedida a nuestro árbol sagrado. Horas después, cerca de las 9 de la noche, minutos previos «al hundimiento» del árbol sagrado, en los pozos a su alrededor, brotó el agua, entre el estruendo que luego se dejó escuchar -incluso en otros pueblos-, entre que abría el socavón en el centro de la población, a pocos metros del palacio municipal de la localidad.
«Cuando se quemó la Cruz, llegó el COVID y muchos fallecieron, pero los abuelos sabían de los otros males que se avecinan, y ahora, de nuevo el árbol sagrado, reitera ese mensaje a los hijos del mayab.
Escuche nuestro tsikbal, con José Domiliano de Xocén, en las frecuencias de las radios indígenas que transmiten en el territorio maya peninsular.
Fotos: cortesía de diversos medios de comunicación que comparten notas alusivas al socavón de Xocén.