Por Gustavo Leal F.*
Con ocho intervenciones en sendas conferencias matutinas y al conmemorar el 1º de mayo, el presidente cerró sexenio y herencia de la 4T frente al complejo desafío pensionario. Debe celebrarse que abriera este debate indispensable, aunque lega a Claudia Sheinbaum dos parches que sigue subsidiando con recursos públicos un Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), de por sí hipersubsidiado, y deja intacto el modelo neoliberal. Ciertamente, un tema muy relevante para ella.
El primer parche corresponde al tibio ajuste al Apartado A (diciembre 2020), que cubre a 22 millones de trabajadores del IMSS que (con perversidades tecnocráticas) patea el bote a 2030 con crecientes recursos fiscales (que podrían emplearse de manera diferente para pagar de otra manera las pensiones) y preserva el modelo Afore.
No corrige, sino complica el asunto sin mejorar el nivel real pensionario. Establece diferentes niveles de pensiones en el sótano que subdidia y rompe el tripartismo, afectando a trabajadores de Ley IMSS97y Ley-73 al segmentarlos como de primera y de segunda. Según la Consar, con todo y el ajuste, después de casi cuatro años sólo hubo 74 mil beneficiarios, mientras la pensión promedió sólo aumentará de 5 mil 300 a 7 mil 200 pesos.
El segundo malparche corresponde al insuficiente decreto que crea el Fondo Pensiones para el Bienestar (30/4/24) presentado “para salvar la generación de transición”, cuando AMLO instruyó resarcir daños de reformas “inhumanas y antiobreras”, nunca “salvar” una generación. Se diseñó un traje a la medida para un reducido grupo de afectados: los de cuentas individuales IMSS-Issste y que aún subsidian las Afore.
Claudia Sheinbaum observó que los recursos para financiarlo alcanzarían hasta 2031. Efectivamente, alcanza porque son muy pocos los que (en corto plazo) obtendrán el beneficio: los trabajadores de más bajos salarios de cotización, mientras expande la brecha de desigualdad entre beneficiarios. Complementa –con recursos fiscales– el saldo acumulado en cuentas individuales para quienes cumplan requisitos: 65 años y mil semanas (IMSS) o 25 años de cotización (Issste) con tope a 16 mil 778.68 pesos (5 UMAS).
Según Sheinbaum, el fondo “permitirá” otorgar 4 mil pesos por trabajador hasta 2032. Después “tenemos” que ver de dónde seguirán involucrándose fondos y es “factible” hacerlo desde el gobierno, empleadores –sin necesidad de “grandes” afectaciones– y trabajadores (El Economista, 6/5/24), mientras el secretario de Hacienda, Ramírez de la O, puntualizaba que “no” se prevé aumento acelerado de la demanda para compensar las pensiones del esquema IMSS-97. Puede durar 8-10 años sin montos que se sobrepasen (La Jornada, 7/5/24).
El fondo inició la entrega de complementos en junio pasado y, según Héctor Santana (Unidad de Pensiones-SHCP), el promedio de beneficiarios anuales será mil 500, es decir, cerca de 30 mil en 20 años.
Los parches derivan de la incompetencia técnica de los equipos responsables de ellos: ex funcionarios neoliberales incrustados en la SHCP-4T (secretario Herrrera) para el Apartado A y funcionarios improvisados sin conocimiento del SAR para el pobremente diseñado Decreto del Fondo Pensiones para el Bienstar (SHCP-4T, bajo el secretario Ramírez de la O y Comisión Nacional de Salarios Mínimos-4T, cuyo titular es Luis Munguía).
También conviene tener presente que AMLO contó, hasta junio de 2021, con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y simple en el Senado para operar reformas constitucionales que revirtieran de raíz las imposiciones pensionarias neoliberales Zedillo/Calderón-Beltrones. Incluso, el tibio ajuste al Apartado A corresponde a ese periodo (diciembre, 2020).
Sin operar remodelaje estructural del SAR, AMLO se despide sosteniendo “no se tocan” las Afore de nadie. Al contrario, se protegen; las cuentas individuales de las Afore son “intocables”; queremos “resarcir, reparar” el daño neoliberal; el propósito es “compensar” a trabajadores; reformas para beneficiarlos, no para perjudicarlos: “compensarlos”; no una reforma “radical”: una “vía” bastante sensata, responsable y moderada; optamos por esta vía “intermedia”. Por su parte, Claudia Sheinbaum declaró: “no le va a pasar nada a las Afore (Reforma, 4/3/24) y “las Afore no se van a tocar” (87 Convención Nacional Bancaria, 19/4/24).
Hay que celebrar, entonces, que AMLO preservara el debate. No así el diseño de los parches que tampoco se ajustan al autodeclarado propósito por “corregir” los daños “antilaborales” impuestos por la tecnocracia neoliberal. Como tema relevante del segundo piso de la 4T, toca ahora a Claudia Sheinbaum abrir un fructífero debate nacional (ya en curso no sólo en Cámaras) sobre el entero sistema de pensiones para superar los parches heredados, buscando profundo remodelaje estructural e innovador del SAR que beneficie a todos, sirviéndose de los cuantiosos recursos público-privados disponibles para pagar de otra manera el ineludible compromiso pensionario intergeneracional.
*UAM-X