Cientos de políticos, periodistas, activistas de derechos humanos, sindicalistas, y ejecutivos en 50 países, incluyendo México, fueron objetivos de espionaje por gobiernos utilizando el software Pegasus de la empresa israelí NSO, entre ellos dos periodistas de La Jornada, según el Proyecto Pegasus, una investigación internacional conducida por 17 medios.
Los aproximadamente mil números identificados hasta ahora incluyen los de mas de 600 políticos y funcionarios (incluyendo jefes de Estado, diplomáticos, integrantes de gabinetes y más), 189 periodistas, 65 ejecutivos empresariales, y 85 artistas de derechos humanos. Son sólo una parte de una lista de unos 50 mil números que se supone son “personas de interés” de los clientes de NSO desde 2016 y a la que tuvo acceso Amnistía Internacional y Forbidden Stories (una ONG en París), que impulsaron el proyecto.
Los números de celulares posiblemente intervenidos en la lista filtrada se ubican en 45 países en cuatro continentes pero la gran mayoría están concentrados en sólo diez países donde existen prácticas de espionaje sobre sus ciudadanos y cuyos gobiernos son clientes de la empresa israelí NSO que desarrolla y licencia el software de espionaje.
México encabeza esa lista con más de 15 mil números, reporto The Guardian, uno de los integrantes del consorcio de medios del Proyecto Pegasus. De hecho, México fue el primer cliente internacional de NSO en 2011, reportó el Washington Post, otro integrante del proyecto.
Las identidades de los cientos de usuarios detectados serán revelados a lo largo de los próximos días por los medios que integran el Proyecto Pegasus. Este domingo sólo se inició la serie con la divulgación de los nombres de periodistas en esa lista en varios países.
Entre los periodistas en México, 25 en total, que aparecen en la lista, se identificaron los números de celular de Josetxo Zaldua Lasa, coordinador general de Edición y de Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada.
Otros en México incluyen a Carmen Aristegui (Aristegui Noticias es integrante del Proyecto Pegasus) y el reportero guerrerense freelance Cecilio Pineda, quien un mes después de que su número apareció en la lista de posibles objetivos de espionaje fue asesinado en 2017 y cuya ubicación podría haber sido revelada a través del programa de Pegasus, como también integrantes de Quinto Elemento y de la revista Proceso (tambien integrante del proyecto), incluyendo a Jenaro Villamil, quien ahora es presidente del Sistema Público de Radiodifusión
La lista tambien incluye corresponsales de medios internacionales en varios países incluyendo los de AP, Reuters, Financial Times, CNN, Wall Street Journal, New York Times (incluyendo su entonces jefe de buró en México), Le Monde y Al Jazeera entre otros.
Hernández Navarro, de La Jornada, fue informado por Forbidden Stories que su celular aparecía en la lista de posibles teléfonos intervenidos con Pegasus a partir de 2016. Hernández señaló que ese año fue particularmente intenso en torno a la lucha del movimiento magisterial democrático contra la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, continuaba la ira popular nacional por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y ocurrió la masacre de Nochixtlán en Oaxaca, todo lo cual participó en reportar y analizar con otros en el diario.
“No creo que la decisión de espiarme a mí y a otros colegas haya sido ajena a estos hechos. No en balde Aurelio Nuño, entonces secretario de Educación y secreto aspirante a la candidatura presidencial, era parte del grupo de Humberto Castillejos y del hoy prófugo Tomas Zerón, primero director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, y luego Secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional, quien se negó a declarar en la investigación sobre la compra y funcionamiento de Pegasus, por parte de esa dependencia”, comentó este domingo.
Agregó que “hay una broma que circula entre periodistas, defensores de derechos humanos y activistas de causas populares: ‘Que uno sea paranoico no quiere decir que no lo persigan’”.
Por su parte, NSO rehusó responsabilidad sobre el uso de su software por sus clientes -los que identifica como 60 agencias de inteligencia, militares y de seguridad pública en 40 países – y declaró que las conclusiones de la investigación son “exageradas”, reportó el Washington Post. La empresa insiste que el propósito de su software es vigilar a criminales y “terroristas”.
Los otros países que están entre los que más usaron a Pegasus además de México incluyen Azerbaiján, Bahrain, Hungría, India, Kazajstán, Marruecos, Ruanda, Arabia Saudita (el software fue empleado contra las dos mujeres más cercanas al columnista Jamal Khashoggi quien fue asesinado por sicarios sauditas) y los Emiratos Árabes.
Pegasus funciona con el envío a un teléfono inteligente de un software que se instala cuando un usuario acepta una invitación disfrazada. Al infectar el teléfono, captura todas las funciones e información (contacto, ubicaciones, llamadas) dentro de ese teléfono e incluso puede grabar desde las cámaras y micrófono de ese teléfono a control remoto.
Por ahora, el Proyecto Pegasus -integrado por más de 80 periodistas y coordinado por Forbidden Stories y Amnistía Internacional- ha logrado realizar investigaciones forenses sobre 37 teléfonos celulares para confirmar el uso de Pegasus y evaluar lo que se sabe sobre el alcance del software de espionaje.
No existen normas ni reglas internacionales sobre el uso de programas de espionaje de grado militar como Pegasus, y por lo tanto, se supone que existen acuerdos secretos entre empresas como NSO y los gobiernos que la contratan, reporta el Washington Post.
Edward Snowden, el filtrador de la Agencia de Seguridad Nacional quien reveló la existencia de programas masivos de vigilancia ciudadana hoy refugiado en Rusia, consideró que “esta filtración [sobre Pegasus] será la nota del año”.
la jornada