El Padre Avelino Carvajal López, con sus 98 años de edad, es el más longevo del presbiterio yucateco. Recientemente, celebró sus 70 años de ordenación sacerdotal.
Decano de los sacerdotes, precursor de la generosidad y uno de los principales impulsores de la asociación civil “Cáritas de Yucatán”, el presbítero era pragmático, concebía la vida sin conflictos. Por muchos años, estuvo a cargo de las parroquias de Buctzotz y de Temax.
En esos tiempos, era común verlo recorrer el coso taurino con su canastita, en las fiestas del pueblo en los meses de mayo en honor a San Isidro Labrador y en diciembre en las festividades de la Inmaculada Concepción, invitando a la gente a colaborar con las obras de la Iglesia. Siempre andaba con su imprescindible guayabera blanca e iniciaba toda conversación con su peculiar saludo en maya “bix a beel” (que luego derivó en el apodo que lo acompañó durante todo su ministerio en Buctzotz). Incluso, hacia colecta en las cantinas, recibiendo siempre el respeto y la colaboración de los asiduos adoradores del dios Baco.
En nuestra infancia, siendo sus acólitos, el Padre Bix a Bell fue blanco de nuestras travesuras; pues, después de las misas del domingo y, luego de su somnoliento sermón, nos escabullíamos y robábamos en la sacristía las hostias que sobraban de la sagrada liturgia, más por travesura que por hambre.
Hoy, ya mirando las cosas con la visión del adulto que soy, caigo en la cuenta de que, el Padre Avelino, sabía y toleraba nuestras fechorías; total, a nadie dañábamos con eso y, quizá pensaba que, quien quita y comer tantas hostias, nos volvería hombres de bien.
Uno nunca sabe.
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