Una nueva batalla se está dando en el terreno ideológico. De un lado, los que apoyan al régimen cubano heredero de la Revolución que llevó a los Castro al poder y que los ha mantenido ahí por más de 6 décadas; en la otra trinchera, quienes buscan mostrar el fracaso en la isla a pesar de la propaganda que presume avances en salud y educación. En medio, un pueblo que busca dejar de lado el debate socialismo-capitalismo y tener mejores oportunidades de vida y libertades, como muchos mensajes en redes sociales han mostrado en la última semana.
Cuba libre
¿Qué tanto ha influido Internet en las protestas que se han realizado en Cuba? Esta pregunta empieza a rondar la mente de analistas y especialistas en este tipo de temas, pues con los antecedentes que se han tenido, como la Primavera Árabe, es fácil adelantar una conclusión parcial: que las redes sociales basadas en Internet son uno de los motores que posibilitan este tipo de movimientos.
Al igual que sucedió en los países que contaban con regímenes autoritarios, como algunos del medio oriente, plataformas como Facebook y Twitter sirvieron como una forma de canalizar el descontento y organizar a los inconformes, además de mostrar las manifestaciones que se presentaron el pasado 11 de julio.
Pero también, al igual que en la Primavera Árabe –como reseñamos en la colaboración De la Primavera Árabe a los fieles electrónicos, https://www.etcetera.com.mx/opinion/de-la-primavera-arabe-los-fieles-electronicos/ –, el surgimiento de usuarios que buscan equilibrar la discusión pública, alentando versiones de que se trata de campañas de desprestigio o que son impulsadas por intereses foráneos, repitiendo el discurso oficial, no se ha hecho esperar.
Otra similitud con protestas previas en otras latitudes, es que los jóvenes tienen un papel central en las mismas. Se trata de aquellos que han crecido con las redes sociales, que conocen su manejo y que las utilizan como parte de sus expresiones cotidianas, por lo que es entendible que su organización y la difusión de mensajes de protesta provenga más de este sector que de otros.
También, que una canción de rap, Patria y Vida, sea parte del movimiento en contra de lo que para muchos es una dictadura, es sintomático de quienes son el verdadero motor de la inconformidad.
Pero más allá de la manera en que los cubanos buscan un cambio en su país, lo que verdaderamente preocupa es cómo se intenta llevar esta discusión al terreno ideológico.
Tras los mensajes en los que se podían apreciar las protestas de los cubanos, las razones que tienen para salir a las calles, las denuncias de lo que está sucediendo en la isla en temas como el impacto de la Covid-19 o las duras condiciones de vida, incluso la manera en que tienen que conseguir alimentos luego de largas filas y cómo ha subido el costo de muchos de los productos que necesitan, de inmediato surgen las acusaciones de los aliados del oficialismo de que se trata de algo orquestado por la CIA, que es una “campaña de descrédito” en medio de la pandemia y el bloqueo, incluso con calificaciones de traidores para quien protesta.
Desde luego que hay muestras de solidaridad de aquellos políticos mexicanos que no viven en la isla y quieren que siga siendo un modelo para otras naciones, a pesar de las historias que muchos cubanos han hecho llegar a través de las redes sociales y que cuenta otra realidad, no la que muchos de los que defienden la “Revolución” idealizan como la verdad de lo que ocurre en la tierra de José Martí.
Las convocatorias a los “revolucionarios y comunistas”, en palabras de Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, para que salgan a las calles a enfrentar estas provocaciones, en las que los cubanos corean la palabra “libertad” más que ninguna otra, nos da una idea de cómo se está desarrollando esta batalla, que ha pasado del terreno social al ideológico.
Y es que no es difícil entender que para los que apoyan a un régimen como el actual en Cuba, sea más sencillo moverse en este campo y ofrecer interpretaciones acerca de por qué se están dando este tipo de movimientos.
Así, en lugar de reconocer que pese al “bloqueo” inexistente –Cuba comercia con decenas de países, como España, China, Italia o México–, el nivel de sus habitantes es malo por un mal manejo de su economía, es más fácil culpar al imperio o a la derecha cubana, algo curioso en una nación con un partido único, el comunista, y que proscribe otras expresiones políticas.
Tampoco se reconocerá la falta de libertades, pues es más sencillo condenar en Twitter a través de un iPhone a quienes protestan y calificarlos como manipulados por la reacción –o como aquí en México, por los conservadores–, como no se aceptará que las deserciones de atletas cubanos cuando acuden a un torneo en el extranjero es para buscar una mejor vida que no tienen en su país y que muchos más quieren emigrar a Estados Unidos y no a otras tierras que han puesto como ejemplo del socialismo del Siglo XXI como Venezuela, de donde también emigran muchos de sus ciudadanos.
Quizá gracias a Internet podamos conocer cuál será el desenlace de esta historia, en donde la verdad parece estar del lado de las víctimas, en una guerra más ideológica que de otra índole.
Armando Reyes Vigueras
armando.reyesvigueras@gmail.com
Periodista