A pesar de las protestas e inconformidad del Ejército mexicano, la Fiscalía General de la República acusó a cuatro militares implicados en el asesinato de cinco jóvenes en Nuevo Laredo. Los cargos son homicidio calificado y homicidio calificado en grado de tentativa.
De acuerdo con información del Consejo de la Judicatura citada por Animal Político y el diario El País, esta formulación se hizo ante un juez de control que podría determinar próximo miércoles si se vincula a los militares a proceso.
Este lunes se verificó la audiencia inicial del caso, en que se dictó la prisión preventiva oficiosa a los cuatro militares en el Campo Militar número 1, a pesar de que desde hace un mes los elementos se encuentran detenidos.
La defensa de los militares pidió que se ampliara el plazo constitucional para la vinculación a proceso. El juez no dijo si aceptará o no la ampliación del plazo, pero lo que sí se informó fue que la audiencia de este lunes continuará el próximo miércoles 12 de abril.
Lo que sigue es analizar si la FGR ha presentado elementos suficientes para iniciar un juicio en contra de los indiciados.
La llamada masacre de Nuevo Laredo tuvo lugar el 26 de febrero pasado, cuando desde un convoy militar soldados dispararon a un vehículo particular donde viajaban varios jóvenes que venían de fiesta y mataron a cinco.
La revisión de la escena determinó que los soldados dispararon 117 tiros y que las víctimas no iban armadas. Los militares argumentaron que vieron movimientos sospechosos y escucharon un “estruendo”, sin precisar su naturaleza, lo que los movió a abrir fuego sin más.
Hubo dos sobrevivientes, Alejandro Pérez y Luis Gerardo “S”, que relataron que mientras circulaban por la calle, dos camionetas militares comenzaron a seguirlos y frenaron, lo que provocó que el convoy chocara con su vehículo, embistiendo a su vez a un auto estacionado. El ruido del choque fue el tal “estruendo” que hizo que los militares abrieran fuego.
Según Alejandro Pérez, cuando los militares lo vieron salir herido del auto, se escucharon gritos de “¡mátenlo, mátenlo!”.
