Por: María Eugenia Paredes Pérez.
Grupo espeleológico Ajau.
mariu.paredes@ajau.org.mx
El 7 de enero de 2023 con la arquéologa Fátima Tec Pool y nuestro amigo Jorge Rosado visitamos la gruta Actún Kaab (cueva de la mano), ubicada en el municipio de Kaua, Yucatán, para ubicar las manifestaciones gráfico rupestres más representativas.
Avisamos a la autoridad municipal nuestra intención de ingresar a la caverna, ya que por seguridad de la población y para proteger la cueva se ha restringido el acceso con alambrado.
El presidente municipal nos vinculó con un guía local, el joven Óscar Feria, quien acudió con su esposa Lizbeth Tamayo, así como Víctor Kantún, José Kantún y Antonio Chan, personal del municipio, quiénes se ofrecieron a acompañarnos.
Como mencionó el Antropólogo Carlos Evia en el post de esta página de 23 de noviembre de 2022, titulado “Kaab, la gruta de Kaua (I)”, esta caverna es muy intrincada, sus túneles conforman un auténtico laberinto en el cual es fácil extraviarse.
Durante el recorrido la luz de las lámparas iba desvelando los trazos rupestres, añejos y misteriosos, que delatan la frecuente presencia humana en esta cueva desde tiempos remotos y, que a dicho de los investigadores, era una antigua gran mina de arcilla.
Pero al parecer no todo era trabajo, habían momentos de asueto en los que nuestros antepasados desplegaban su creatividad plasmando en las paredes pasajes de la vida cotidiana, dibujos rústicos de cuerpos, rostros, animales (cuadrúpedos, monos, insectos), y otras figuras abstractas, talvez para entretenerse y darse un respiro de su ardua labor o como pistas para orientarse dentro del laberinto.
También se advierten fragmentos de vasijas, huellas de herramientas y manchas de tierra en el techo y paredes, a decir del espeleólogo Christian Thomas, ocasionados por el roce de personas y sacos de tierra en el techo de los estrechos pasajes de actún Kaab, durante el proceso de explotación minera.
En el silencio del subterráneo, en la penumbra y frente a esos trazos ocres, imaginamos el vaivén de aquellas personas, cansadas, sudorosas, con sed y hambre, retozando en esos pasajes, charlando, incluso, bromeando, mientras con sus dedos iban plasmando sus ideas, sueños o deseos en esas paredes.
Esta cueva no cuenta con grandes galerías, ni con hermosas o “caprichosas” formaciones geológicas, es peligrosa por la facilidad de extraviarse en sus pasajes, cansada para visitar por la estrechez de sus túneles, que frecuentemente deben recorrerse a gatas o reptando, no se considera apta para “turismo de aventura”
¡No! su valor es histórico, arqueológico, ambiental, es una gema de alto valor científico que debe protegerse celosamente.