Como se preveía la consulta permeó entre la ciudadanía, lo que no es sinónimo de que el ejercicio fuera un “fracaso”.
Es importante como inicio de un ejercicio democrático que lleva a los ciudadanos a participar en la toma de decisiones que afectan directamente.
La confusa pregunta para enjuiciar a los expresidentes no tuvo claridad. No es que no se quiera juzgar el pasado, sino que entre el Presidente, la Corte, Morena y en algún sentido el INE se creó un ambiente poco favorable para la consulta.
El Presidente pasó de animador a tomarle distancia y decidir no participar en algo que era su iniciativa. Quedó la impresión de que de alguna manera fue aislándola quizá a sabiendas de que la consulta no estaba logrando meterse en la mente y decisión ciudadana.
Por más que Morena y el mismo mandatario ponderen y exalten el hecho de que 7 millones de ciudadanos hayan dado el “sí” es evidente que no logra trascender la consulta como se había propuesto. Ahora vamos a entrar en terrenos de enorme complejidad para decidir qué hacer con el “sí”, porque, al mismo tiempo, no se puede pasar por alto que la baja participación se puede deber a diversas variables, las cuales habrá que saber interpretar.
Una de ellas pudiera ser que paradójicamente la sociedad esté optando por hacer a un lado nuestro pasado, quizá quisiera darle la vuelta al tema para pensar hacia adelante.
No porque no le parezca que merece ser revisada e investigada, sino por todo lo que puede implicar meterse en terrenos que podrían ir de la mano de desgastantes procesos, pérdida de tiempo, confrontaciones y de altos costos económicos. No hay que dejar de contemplar tampoco la interpretación de cómo el Presidente se fue haciendo a un lado sin dejar de ponderar la importancia que le concede a la consulta como ejercicio de gobernabilidad y participación.
A futuro podríamos conocer si la sociedad quiere participar de estos ejercicios y que en este punto de partida el problema estuvo en lo que se estaba consultando, tanto en fondo como en forma.
El planteamiento presidencial en el que destaca la importancia que tiene el desarrollo de las consultas populares para la sociedad tiene lógica por la relevancia de las consultas en una sociedad como la nuestra.
Un elemento que Morena tiene que atender de manera importante es el hecho de que no haya tenido capacidad de convocatoria y movilización para que sus militantes fueran a las mesas a votar. Entendiendo que es un partido-movimiento que sigue en formación, no se puede dejar de considerar que la muy baja votación en algún sentido es un revés para la organización.
Se entiende que venimos de un muy agitado proceso electoral; sin embargo, la consulta sobre los expresidentes se convirtió en un asunto de la mayor importancia para el partido y en algún momento para el Presidente. La baja participación tendrá que colocar a Morena con los focos rojos ante el ejercicio de la consulta del año que entra sobre el Presidente.
En la medida en que crezca el lógico desgaste del mandatario en el ejercicio del poder podrían llevarse un buen susto, aunque no somos de la idea de por cómo están las cosas en el país, al final el resultado le pudiera ser adverso. Lo que sí podría pasar es que el desgaste pudiera alcanzar una mirada ciudadana distinta en 2024 por más que la oposición siga en buena medida bajo el tsunami del 2018.
No hay que buscar en el INE las responsabilidades que son de ellos, porque como hemos venido insistiendo, la consulta fue un trabajo colectivo el cual incluyó a Morena.
Empiezan a presentarse indicadores para que el partido se dé cuenta de que no le está siendo suficiente echar por delante al Presidente.
RESQUICIOS
Dos deportes a los que los aficionados les dan mucho y no reciben mucho que digamos dieron la nota. El consentido del sexenio echado de Tokio a las primeras de cambio y con la eterna esperanza vimos como EU de nuevo nos la hizo.
Javier Solórzano