Menudo problema en las playas mazatecas: un sinnúmero de bandas a la orilla de la playa con el ruido a todo lo que da.
No es una cuestión del género musical sino de respeto a los visitantes y su derecho a disfrutar un espacio federal que sirve para esparcimiento y relajación.
Es fácil para quien quiera disfrutar este u otro tipo de música, visitar un antro, pero es imposible que quien prefiera el sonido de la naturaleza tenga que ir a una playa privada pues -por fortuna- eso no existe en México.
De la misma manera que lo hace la basura, el ruido también contamina.