Por Manuel Triay Peniche
El Teatro Peon Contreras, antes de su reciente incendio, coronaba su interior con esta espléndida bóveda con la alegoría neobarroca de los frescos de Nicolas Allegretti, en cuyo relieve inferior resalta la inscripción del año 1907 y la dedicación al dramaturgo José Peón Contreras.
La apoteosis de las artes escénicas -refiere algún autor- representa en la bóveda, en la que las musas forman corillos, cantan y bailan con angelitos portadores de instrumentos musicales, de guirnaldas y de atributos escénicos, nos lleva a contemplar fragmentos del cielo en el que Apolo tiene sus dominios. Apolo, dios del cielo, de la Luz, de la musica y de las musas, tiene entre sus atributos un trípode, símbolo de la adivinación, mismo que está representado en el borde de la pintura de Allegretti a qué hicimos referencia.
Todo el daño causado por el siniestro tendrá reparación, pensamos, mas no esta obra de arte que recibía al espectador y que, podría decirse, era la culminación de una obra escénica, mayúscula y bella, como lo es el Teatro José Peón Contreras.