La violencia que se vive en México alcanzó al fútbol, el deporte más sagrado en nuestro país y que era catalizador de muchas frustraciones colectivas a través de gritos y una que otra mentada de madre.
Los actos de barbarie que mostraron presuntos hinchas del Queretaro y del Atlas duelen profundamente, porque son un retrato de lo jodida que esta nuestra juventud, hechos brutales que ya son investigados como intentos de homicidio -por si alguien quiere minimizarlo-, también evidencia los altos niveles de frustración y tensión social qué hay en un país atrapado por décadas entre una clase política mediocre, incapaz de avanzar en su concepto favorito: “La reconstrucción del tejido social”.
Con lo visto en el Estadio La Corregidora de Querétaro me queda claro que hoy en México ya ni ir a un partido de fútbol es seguro para las familias de bien que deseamos compartir con nuestros hijos menores de edad el triunfo de nuestros equipos. (Imágenes sensibles)
Jorge Robledo MX