lunes, octubre 21, 2024

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México, el país de las maravillas

Prosperidad, legalidad, desarrollo sostenible, empleo en crecimiento, infraestructura envidiable y un sistema de salud propio de un país primermundista. Esos son los “otros datos”.

En la realidad, y según el Estudio de las Estimaciones de Pobreza Multidimensional del Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), cuyo objetivo es “garantizar el pleno ejercicio de los derechos sociales consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, asegurando el acceso de toda la población al desarrollo social”, “entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%, es decir, el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones”.[1]

 

A través del levantamiento de información de agosto a noviembre del 2020 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el estudio confirma que dentro de las carencias sociales destacan la caída en el acceso a servicios de salud, que pasó de 16.2 por ciento al 28.2 por ciento, y el índice de pobreza de la población, que subió de 41.9 a 43.9 por ciento de 2018 al 2020; es decir, en un país que en 2020 sumaba 127 millones de habitantes, 55.7 millones viven situación de pobreza, de los cuales 21.9 millones tienen un ingreso inferior a la línea de pobreza extrema.

Fuente: Coneval

El acceso a la salud en plena pandemia demuestra una situación alarmante, como ocurre con el Instituto de Salud del Bienestar (Insabi) —que bien podría jugar el papel del gato de Cheshire por su capacidad de aparecer y desaparecer a voluntad, como lo haría el personaje en la obra de Lewis Carroll, pero en este caso frente a la 4T—, que, en lugar de lograr su propósito de llenar los vacíos y garantizar que todos los mexicanos gozaran de un seguro popular, hizo que el acceso cayera del 42.1 al 26.9 por ciento entre 2018 y 2020.

Total que no damos una, ni en la salud ni en la enfermedad.

No obstante a que el gobierno continúe con una estrategia de vacunación para todos los mexicanos, la población más joven se ha visto totalmente rezagada. Mientras que los niños aún no son contemplados y los mayores de 18 años apenas están siendo llamados para recibir la primera dosis de la vacuna, estos grupos poblacionales están siendo “invitados” a un regreso a clases presenciales, justo en la confirmación de una tercera ola mucho más agresiva que las anteriores, debido a la variante Delta, que médicamente resulta ser muy letal, mucho más contagiosa.

Estimado lector: ¿cuánto más podrán los discípulos del conejo blanco seguir cayendo por un agujero, encontrándose en el mundo peculiar y extraño de los “otros datos”?

Ingrid Motta

ingridmotta@braingame.biz

Ingrid ha sido reconocida en varias ocasiones como una de las 100 mujeres más poderosas en los negocios por la revista Expansión, una de las 45 líderes de mercadotecnia por la revista InformaBTL, así como una de las mujeres más influyentes en el campo de la tecnología por el periódico El Universal.

 


[1] Disponible en: https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx

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