El primer debate de candidatos presidenciales, que fue televisado, se realizó el 26 de septiembre de 1960 y lo protagonizaron Richard Nixon y John F. Kennedy.
Tuvo una alta audiencia porque se trasmitió por las principales cadenas. Se calcula que 36.5 por ciento de la población estuvo atenta a la esgrima entre el republicano y el demócrata.
El encuentro lo ganó Kennedy, cambiando el curso de la elección y de la historia. Más allá de los argumentos, lo que contó fue la imagen. Un joven articulado, vestido de oscuro, con una hermosa corbata, contrastaba con el vicepresidente de Estados Unidos, sudoroso y enfermo.
Nixon lo reconocería: “Confíen plenamente en su productor televisivo, déjenlo que les ponga maquillaje, incluso si lo odias; que te diga cómo sentarte, cuáles son los mejores ángulos o qué hacer con el cabello. A mí me desilusiona, pero debí hacerlo; como fui derrotado por no hacerlo, nunca volví a cometer ese error”.
Tuvieron que pasar 34 años para que en México se realizara el primer debate presidencial yque se trasmitiera por televisión abierta. Participaron Cuauhtémoc Cárdenas, por el PRD; Diego Fernández de Cevallos, candidato de los panistas; y el abanderado del PRI, Ernesto Zedillo.
Se realizó el 12 de mayo de 1994; lo moderó la periodista Mayté Noriega y duró 90 minutos.
Las lecciones de aquel primer ejercicio fueron que ganó quien supo utilizar mejor el formato. La televisión requiere mensajes cortos y contundentes, pues no hay gran margen para la reflexión en pocos minutos. Se ataca y se repliega.
Fernández de Cevallos atacó a Cárdenas, quien iba en segundo lugar en las encuestas, y se abalanzó sobre Zedillo, diciéndole que estaba ahí por dos desgracias: la muerte de Colosio y la designación presidencial.
Zedillo apeló, más allá de ser el más joven de los tres, a su experiencia y preparación en el gobierno.
Cárdenas hizo hincapié en la necesidad de un cambio democrático y buscó colocar una agenda de contraste con la administración de Carlos Salinas de Gortari, dejando pasar los ataques de Fernández de Cevallos; hasta que ya fue tarde.
Sucedió algo que para aquellos años resultaba novedoso: el debate lo ganó el candidato del PAN. A la mañana siguiente, el entonces secretario general de los panistas, Felipe Calderón, dio a conocer una encuesta de la que se desprendía que 54 por ciento de los entrevistados pensaba que el panista se había llevado la noche; frente a un 24 por ciento que afirmaba que el mejor era Zedillo; y un 8 por ciento creía que Cárdenas era el vencedor.
El encuentro movió las preferencias. Lo que ocurrió después tuvo que ver, lo que no deja de ser otra lección, con que ya no se realizó otro debate, y con que el PRI y el gobierno trabajaron fuerte para que Zedillo resultara electo Presidente de la República.
A 24 años de aquel debate, más vale que todos aquilatemos lo que está en juego.
Julián Andrade