domingo, octubre 6, 2024

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El magisterio ante la NEM (Nueva Escuela Mexicana)

POR Luis Gerardo Huerta Martínez

Llevo una semana intentando terminar este escrito ya que el tema de los nuevos libros de texto tiene más aristas que un icosaedro y la mayoría de estos temas han sido abordados por distintos sectores y han tenido fuerte presencia en los diferentes medios y por diferentes actores; ya escuchamos opiniones de sus “creadores”, de autoridades, de políticos, de periodistas, opinadores, etc.; sin embargo, poca voz han tenido los maestros que se tendrán que parar frente a los estudiantes con estos polémicos textos.

Si bien, como en cualquier aspecto de la vida, los libros tienen algunos aciertos:

Buscar que los estudiantes aprendan de manera diferente, por ejemplo, con Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)

Agrupar las materias en 4 campos formativos (lo cual no es ninguna novedad pues el programa de estudios de 2017 ya lo incluía)

Enfatizar valores como la equidad, la inclusión, el cuidado del medio ambiente.

Promover entre los estudiantes el aprendizaje por ellos mismos.

El problema que yo observo es que están muy mal aplicados. Pero como menciono arriba, esto ya ha sido analizado ampliamente en los medios incluso por especialistas dando énfasis por ejemplo en los errores (horrores) garrafales como cambio de fecha de nacimiento de Benito Juárez, el sistema solar en donde varios planetas comparten órbita, la multiplicación de mangos por mangos, la “normalización” del mal uso de nuestro idioma y un lamentable largo etcétera.

¿Y cuál será la problemática en donde nos colocan a los maestros en el aula?

· A escasos días de inicio del ciclo escolar, desconocemos (de manera oficial) los contenidos y a pesar de varias juntas de Consejo Técnico Escolar (CTE) y de una semana de capacitación intensiva, no ha habido material por parte de la SEP para este efecto.

· Se nos ha dado una carga adicional y extraordinaria de trabajo (como crear los programas sintético y analítico) que debieron hacer los creadores; esto también trae consigo la problemática que cada maestro y cada escuela tendrán enormes diferencias.

· Dicho por las propias autoridades, los nuevos libros de texto dejaron de ser “la biblia” de conocimientos que tenían que aprender los estudiantes para ser ahora ellos quienes indaguen, investiguen y obtengan el conocimiento con la guía de sus profesores. Esto evidentemente ampliará la brecha educativa entre estudiantes de escuelas públicas (que en términos generales cuentan con menos recursos materiales y económicos) y escuelas privadas. Los alumnos de segundo de primaria de escuela pública tendrán (en promedio) una página de matemáticas por mes en su texto mientras en escuelas públicas pueden aprender matemáticas en libros de texto (impresos o digitales) e incluso en plataformas especializadas.

· Algo más delicado y difícil para el maestro será abordar los temas cargadamente ideologizados en estos libros, principalmente de índole político y sexual. Se han violado varios aspectos de la enseñanza como la laicidad y estar basada en aspectos científicos y objetivos. Si bien “en los libros de texto del periodo neoliberal” había una obvia manipulación de contenidos (incluyendo y excluyendo lo que conviniera al gobierno en turno), nunca se había caído en un extremo de ideologización descarada en donde se falsea la realidad (nada raro en un gobierno donde el presidente miente de manera compulsiva todos los días).

· ¿Qué pasará con un maestro “conservador” que al tocar el tema del falaz “fraude de 2006” diga que no hubo tal (basándose en datos reales y legales) y un papá “progresista” considere que el profesor no está enseñando lo que dice el texto? ¿Cuando un docente diga que no está bien decir “subistes para arriba” aunque así lo acostumbren en algunas poblaciones? ¿Cuando según su criterio el maestro considere que científica y biológicamente no existen niñas con pene? ¿Cuando según sus ideas promueva entre los niños de 10 años “explorar su sexualidad” y ponga a niños a vestirse de niñas o enseñarles a masturbarse?

La consecuencia es lógica: demandas contra el maestro, algunas que pueden llevarlo a la cárcel, las cuales tendrá que afrontar con sus propios medios y sin ingresos económicos ya que el protocolo es suspenderlo “hasta viriguar”.

Los docentes no podemos aceptar que las personas impuestas a dirigir la SEP (no me atrevo a llamarlas autoridades) nos dejen en una situación de desamparo en donde padres y alumnos tienen todos los derechos y la ley de su lado. Urge replantear la importancia que debe tener el magisterio para un país que pretenda salir del subdesarrollo en donde todos sus habitantes gocen de estabilidad general y no de un falso “bienestar” a base de mantenerlos ignorantes y mantenidos con dádivas compra votos.

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