Entre las 130 personas que han llegado de Afganistán a México por la victoria del régimen talibán hay varios periodistas, quienes fueron recibidos por Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Un gesto generoso y noble que choca con la realidad de los reporteros mexicanos.
La madrugada de este miércoles el canciller mexicano dio a conocer en su cuenta de Twitter el arribo de un vuelo con 124 personas: “Recibí a reporteros y miembros del staff local de diversos medios que han solicitado visas humanitarias a México con motivo de los últimos sucesos en Kabul, Afganistán”. Varios de los periodistas llegaron acompañados por sus familias.
Por su parte, The New York Times reconoció que sus trabajadores afganos llegaron de manera segura “no en Nueva York o Washington, sino en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México”.
Esa situación, dijo The New York Times, “ofrece un atisbo confuso de la situación del gobierno estadounidense, cuando dos de las organizaciones noticiosas más poderosas del país buscaron ayuda lejos de Washington desesperadamente”.
El medio norteamericano reporta que en un principio Ebrard se negó a la petición de ayuda, pero que después consultó con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien accedió a agilizar el auxilio a los periodistas afganos.
En entrevista con el diario neoyorquino, Ebrard dijo: “Nosotros estamos ahora comprometidos con una política exterior que promueve la libre expresión, las libertades y los valores feministas”, y que México recibía a los reporteros afganos “a fin de protegerlos y para ser coherentes con esta política”.
La nota de The New York Times, firmada por Ben Smith, muy agradecida por sobradas razones, es muy cuidadosa en omitir cualquier referencia a la situación de los periodistas en México, que van desde la estigmatización diaria hasta las agresiones que llevan a los asesinatos, hechos que han sido tratados por ese medio. Por el contrario, es muy obsequiosa con Ebrard, a quien llama “gran figura en la política mexicana, un exjefe de gobierno de la Ciudad de México que a menudo es voceado como posible sucesor de López Obrador”.
Una opinión en sentido contrario sobre Ebrard la dio José Miguel Vivanco, director ejecutivo para la Américas de Human Rights Watch, quien prefirió matizar las felicitaciones y señalar contradicciones del canciller mexicano: “Aplaudo a @m_ebrard por acoger a periodistas (NYT y WSJ) en grave riesgo en Afganistán. Pero qué decepcionantes sus comentarios sobre quienes huyen del brutal régimen de Ortega-Murillo. Sr. Ebrard, el derecho al asilo es universal. No importa la ideología del régimen represor”.
La contradicción interna respecto a los periodistas fue señalada por Pascal Beltrán del Río, director editorial de Excélsior, quien recordó la grave situación que los profesionales de la comunicación enfrentan en nuestro país.
“Celebro que México haya ayudado a sacar periodistas de Afganistán. Pero ese mismo respeto por el oficio debe mostrarlo el gobierno con los periodistas mexicanos, a los que NO protege de agresiones (éste es el país más peligroso para hacer periodismo) y a los que insulta diario”, escribió Beltrán del Río en Twitter.
Posteriormente, en respuesta a un comentario, el director de Excélsior tuiteó que “no creo que un periodista que ha sufrido la falta de libertad en otro país vaya a aceptar someterse a restricciones en otro. Por lo pronto, me alegro que hayan salvado la vida”.
Por su parte, como comentario a la noticia de los periodistas afganos refugiados, Nathaniel Parish Flannery, analista político que ha colaborado en medios como The Guardian, The New York Times y The Atlantic, entre otros medios, señaló que ese acto es un reflejo de las paradojas del país: “México es una potencia mundial capaz de acoger a refugiados de Afganistán, pero también es el hogar de comunidades enteras que están siendo desplazadas por la violencia y los señores de la guerra… Los refugiados que huyen de Michoacán pueden comprender la difícil situación de estas personas”.
Asimismo, muchos se congratularon, con muchas y buenas razones, por el refugio que el gobierno mexicano ha ofrecido a los periodistas afganos. Pero es menester recordar la gravísima situación de los periodistas en nuestro país.
Sobre las condiciones en que realizan su labor los reporteros mexicanos basta recordar sólo algunas noticias de la última semana al respecto: destacamos que el jueves 19 fue asesinado Jacinto Romero Flores (ya son 46 crímenes similares en este gobierno), lo que motivó la condena y la exigencia de justicia para ese y muchos otros casos de la Unión Europea y la Oficina de la Alta Comisionada para Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, además de diversas organizaciones internacionales de prensa.
Asimismo, este martes Artículo 19 informó que en el primer semestre del presente año ha registrado 362 agresiones contra periodistas, las que son cometidas mayoritariamente (37.3 por ciento de los casos) por funcionarios. Apenas este martes el reportero Humberto Padgett fue detenido arbitrariamente por policías municipales en Tijuana, quienes pretendieron obligarlo a incurrir en cohecho y quisieron sembrarle droga para acusarlo de narcomenudeo.
Por el contrario, el gran anuncio de López Obrador fue hecho el viernes: propondrá a Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, una revisión del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Desde hace dos años la Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos le presentó un diagnóstico al respecto y más de 100 recomendaciones. Pero el gobierno apenas revisará el Mecanismo después de haberle recortado recursos el año pasado.
Lo anteriormente ha ocurrido sólo durante la úmtima semana.
Así, el refugio brindado a los periodistas afganos responde a la mejor y más generosa de las tradiciones diplomáticas del país, sin ninguna duda; pero también es un deber hacer notar los peligros y las injusticias que los reporteros mexicanos sufren al realizar su trabajo. Mientras tanto, las políticas gubernamentales para garantizar su seguridad han sido muy ineficaces.
Por lo anterior es pertinente recuperar un tuit del periodista Jorge Alberto Pérez, quien hizo una remembranza sobre este tipo de políticas: “Recuerdo un viejo refrán de un comunista mexicano, después de que llegaran muchos refugiados durante los años sesenta y setenta debido a las dictaduras latinoamericanas: ‘Lástima que no haya embajada de México en México’”.