No, señor López. Todo “el ruido” que se hizo luego del homenaje a Naasón Joaquín en Bellas Artes no tiene que ver, en lo absoluto, con la intolerancia religiosa. Miente usted. Manipula usted. Trastoca usted, hábil como es en ello, el debate público.
Sabe de sobra que el tema es la laicidad del Estado, los actos criminales de algunos miembros de la jerarquía de la secta y su contubernio con muchos miembros de la clase política: diputados, senadores, gobernadores. No sé si hay contubernio con usted mismo, pero su blandura para sancionar el hecho me hace sospecharlo.
Me hace sospecharlo el hecho de que al líder sectario se le homenajeó en la Cámara de Senadores, se le dio un reconocimiento en la Cámara de Diputados, se le permitió disponer de la Orquesta Filarmónica de la Marina y del Palacio de Bellas Artes. Todos esos hechos concatenados figuran un claro patrón: su administración lo protege.
Pero usted, mañosamente, lleva el asunto hacia donde no es: una supuesta intolerancia religiosa que no es tal.
Ninguno de los actores políticos o culturales que han protestado por el homenaje en Bellas Artes, y nadie de los medios de comunicación se ha pronunciado por vetar la doctrina religiosa que sostiene La Luz del Mundo.
La discusión es otra y muy clara: no al uso de los espacios públicos para eventos religiosos, no importando si son cristianos, satanistas, judíos, santeros o taoístas o mencione usted la confesión que se le ocurra.
También es un “no” al contubernio de la clase política con organizaciones religiosas, sea del signo que sean. Y, sobre todo, es un “no” a la cercanía de personajes públicos con personajes cuestionables, al frente de organizaciones acusadas de graves abusos a los derechos humanos.
A nadie engaña usted con sus llamados a la “tolerancia”. No después de la cantidad de insultos que ha proferido durante tanto tiempo, y el desprecio que ha mostrado a diversos grupos sociales.
Tampoco engañan a nadie las protestas de inocencia e institucionalidad de su secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro.
No creemos que haya sido un “error”, fue un hecho deliberado. Contubernio, como dije arriba, hecho con o sin su conocimiento, pero muestra sin duda, de la naturaleza de su mal llamada Cuarta Transformación.
Orquídea Fong
orquidea.peltier@gmail.com
Periodista/comunicóloga egresada de la UNAM.