La pandemia no ha terminado, y no sabemos cómo ni cuándo terminará. El nivel de incertidumbre sigue siendo muy alto.
Todavía hay muchas cosas que no sabemos de ómicron y predecir cómo evolucionará el virus es muy arriesgado.
No podemos descartar que incluso la situación empeore, pero también podemos encontrar algunas buenas noticias que nos permiten seguir siendo moderadamente optimistas.
1. La infección por ómicron supone un menor riesgo individual de hospitalización y fallecimiento
Cada vez hay más evidencias de que la infección por esta variante supone un menor riesgo de hospitalización. Los primeros análisis que llegan de Sudáfrica sugieren un riesgo reducido de hospitalización entre las personas infectadas con ómicron en comparación con las infectadas con otras variantes, en el mismo período de tiempo.
Además, una vez hospitalizadas, las personas infectadas con ómicron tenían un riesgo reducido de enfermedad grave en comparación con las personas infectadas por delta. Es probable que parte de esta reducción se deba a una alta inmunidad de la población.
En otros países empieza también a ser ilustrativo el desacoplamiento entre infectados por ómicron y el número de pacientes que entran en UCI y fallecen por covid-19, aunque todavía sea difícil determinar si la nueva variante es menos virulenta o si es efecto de la inmunidad de la población (infecciones previas y vacunación), o por ambas cosas a la vez. En Sudáfrica se notifica un 65 % menos de hospitalizaciones; en Escocia, un 60 %; y en Inglaterra, un 40 %.
Un reciente informe del Imperial College de Londres concluye que las personas que contraen ómicron tienen una menor probabilidad de necesitar atención hospitalaria en comparación con la variante delta.
La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, en su informe de evaluación de riesgos para la variante, ya califica de “riesgo relativo moderado” la posibilidad de hospitalización por ómicron, comparado con delta (aunque admite que todavía no hay datos sobre la gravedad una vez en el hospital o la mortalidad).
2. En algunos países los casos caen en picado
En Noruega, Holanda, Bélgica, Alemania, Sudáfrica o Austria ya ha comenzado a disminuir el número de casos. Es posible que en varios de estos países se mezclen el efecto de delta y ómicron. Algunos, además, llevaban varias semanas con restricciones.
Pero si nos fijamos en Sudáfrica, donde el efecto de ómicron parece más evidente, el aumento ha sido explosivo y exponencial y la caída también parece ser muy rápida. Algunos sugieren unas cuatro-cinco semanas de subida hasta llegar al máximo y otro tanto de bajada.
Quizá esta sea la mejor noticia. Aunque la posibilidad individual de hospitalización sea menor, un muro vertical de casos es tremendamente peligroso para el sistema sanitario y lo puede llevar al colapso. Por eso, la caída en picado de casos es una muy buena noticia.
3. Las vacunas protegen frente a ómicron
Las personas con dos dosis permanecen protegidas frente a la hospitalización, aunque hayan perdido parte de la protección frente a la infección.
Probablemente esto es debido a que la mayoría de las vacunas proporcionan una respuesta celular que no se ve afectada por esta variante. También hay datos que demuestran que una tercera dosis de las vacunas ARN mensajero tienen una potente capacidad neutralizante contra ómicron.
Además, ya se están desarrollando nuevas vacunas universales frente al SARS-CoV-2 y todas sus variantes, incluida ómicron.
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