Directores y profesores de educación básica alertaron que los tropiezos en la producción y distribución de los libros de texto gratuitos para el ciclo escolar 2019-2020 no sólo afectan su entrega oportuna a los casi 26 millones de alumnos de prescolar, primaria y secundaria del país, sino su contenido, porque es un proceso que amerita un año de anticipación y hasta la fecha desconocemos cómo se diseñaron y con qué contenidos.
Datos de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) señalan que para el próximo año lectivo, cuyo inicio se tiene previsto el 19 de agosto, se deberán elaborar y distribuir cerca de 200 millones de libros de texto, tarea que deberá concluir el próximo 20 de julio; es decir, en menos de tres meses.
Antes de llegar a las 220 mil escuelas del territorio nacional, los materiales educativos recorren un complejo sistema de distribución a partir de los 233 almacenes regionales y 362 centros de acopio en la Ciudad de México, desde donde las autoridades educativas locales y las escuelas deben cubrir el último tramo de su distribución para llevarlo a las manos de los alumnos. Dicha labor requiere de 8 mil tráileres y camiones, de acuerdo con cifras oficiales.
Calendario desfasado
En las previsiones del primer semestre de 2018, incluidas en el Informe de Rendición de Cuentas de Conclusión de Administración 2012-2018, la Conaliteg destaca que para el ciclo 2019-2020 se debe producir un mínimo de 173 millones de libros de texto, de los cuales 15 millones corresponden a materiales para prescolar; 105 millones para primaria y 53 millones para secundaria –al menos 33 millones se adquieren a la industria editorial–, además de 9 millones de ejemplares para telesecundaria y otros 9 millones de secundaria que financian los estados.
Para garantizar la producción y distribución de los textos se tenía previsto producir 15 por ciento de los ejemplares en el último trimestre de 2018 en la planta de la Conaliteg en Querétaro, y el restante 85 por ciento debía empezar su impresión en enero de este año con el apoyo de la industria privada nacional, por lo que la pasada administración recomendaba lanzar las licitaciones públicas nacionales a más tardar en octubre pasado.
Sin embargo, con el comienzo de un nuevo gobierno se modificó el esquema de licitaciones, pues la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, mediante su Oficialía Mayor, es la responsable de todas las compras de la administración federal, lo que generó cambios en el calendario de las licitaciones.
Además, en esta ocasión los contratos para la impresión de los textos se hicieron bajo la modalidad sin entrega de insumos.
Los impresores particulares también debían realizar la entrega de los materiales en los dos almacenes centrales de la Conaliteg, ubicados en Querétaro y Tlalneplantla, estado de México, de donde partiría la distribución nacional.
Tras darse a conocer que el gobierno federal declaró desiertas las convocatorias para licitar la impresión de más de 52 millones de libros de prescolar y primaria, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, aseguró en días pasados que se dispersó la contratación de la producción, entonces hay muchísimas más empresas trabajando en ello, lo que va a permitir que (los libros) se tengan a tiempo. Ya tenemos el papel, se está trabajando e imprimiendo libros.
Adaptan texto a su filosofía
Pero no fue la única variante en la producción de los libros de texto gratuitos, pues enfatizó que no vamos a continuar con los contenidos anteriores, porque tienen una serie de cuestiones que no van con la filosofía que definimos de cuáles son los valores que debe tener un mexicano, cuál es el sentido de solidaridad social, de responsabilidad que tiene una persona, es algo que se tendrá que ir plasmando en el modelo y programa de estudios.
El informe de rendición de cuentas señala que para la producción de los libros de texto 2019-2020 se estimaba el consumo de 76 mil toneladas de papel, las cuales debían ser recibidas de enero a abril de este año. Detalla que para el ciclo 2018-2019 el programa requirió 70 mil toneladas de papel: 7 mil producidas por los dos molinos nacionales; 15 mil importadas, principalmente de Canadá, 21 mil adquiridas por editores y 27 mil por impresores.
Francisco Bravo, director y profe sor de primaria con más de 30 años de servicio, destacó que los libros de texto gratuitos deben estar en las escuelas antes de que concluya el ciclo escolar vigente, por lo que a finales de junio o principios de julio se nos convoca a acudir las direcciones operativas por los paquetes de libros. El flete desde la bodega a los planteles corre por cuenta de cada escuela, con un costo promedio de 300 pesos por plantel.
Agregó que si bien es preocupante que el ciclo escolar 2019-2020 pueda iniciar sin tener listos los libros de texto gratuitos, es mucho más grave que hasta la fecha se desconozca qué modificaciones aplicaron al contenido, proceso en el que nuevamente quedamos relegados los profesores y centros escolares.
Ante los cambios en los procesos de licitación y la posible demora en la producción de los materiales educativos, se buscó la opinión de la actual administración de la Conaliteg, que encabeza Antonio Meza Estrada, pero declinó hacer comentarios. La Jornada