Las redes sociales nos brindan una oportunidad que el mundo real a veces no nos ofrece: pensar dos veces antes de hablar. Podemos escribir lo que queremos decir y leerlo antes de darle al botón de compartir. Qué inventazo, ¿no?
En ocasiones borramos lo que hemos escrito por miedo a ser pesados, porque no queremos que nadie se ofenda con nuestro comentario o porque nos gusta mantener una cierta presentación de nosotros mismos. Algunos de estos factores puede exacerbar esta autocensura en las comunicaciones del mundo virtual. (Sí, parece mentira que la gente no diga TODO lo que piensa en internet). La pregunta es ¿hasta qué punto nos cortamos a la hora de escribir en Facebook?
Un estudio conducido por la propia empresa junto a la Universidad Carnegie Mellon cuantificó por primera vez la importancia de este “repensamiento” en la red social creada por Mark Zuckerberg. Ya se había analizado este tema a muy pequeña escala con 18 personas, pero esta vez los autores accedieron al comportamiento de millones de usuarios de la red. Los números son espectaculares: un tercio de las nuevas entradas de Facebook nunca llegaron a ver la luz.
“Encontramos que de los 3,9 millones de usuarios de nuestro estudio, el 71% se autocensuró en al menos un post o un comentario a lo largo de los 17 días que duró nuestro análisis, confirmando que este comportamiento es algo habitual. Los posts se censuraron más que los comentarios (33% versus 13%). También encontramos que los usuarios que tienen como objetivo una audiencia específica se autocensuran más que los que no buscan un público concreto.”
Curiosamente los autores, S. Das y A. Kramer, también encontraron relevantes diferencias de género. Los hombres tendían a cortarse más a la hora de publicar entradas que las mujeres (un 26% más), sobre todo si su audiencia era mayoritariamente masculina. No se observó el mismo fenómeno en los comentarios. En el caso de las personas con mayor variedad de edad, género y afiliación política entre sus amigos, la probabilidad de autocensurarse era menor. Si se discriminaba en función del tiempo que los usuarios llevaban en Facebook, lo más veteranos repensaban menos sus posts que los miembros más nuevos. Con los comentarios ocurría todo lo contrario.
¿Cómo se mide esta autocensura?
“Me parece que …”
La frase supera los cinco caracteres. Si pasados los diez minutos opto por no pinchar el botón de compartir, Facebook entenderá que me he autocensurado. Lo mismo con los comentarios. Así es cómo los investigadores analizaron este fenómeno.
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