La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomó la decisión de asumir la protección de los derechos humanos en serio “a pesar de las presiones políticas que hubo, a pesar de que muchas decisiones serán impopulares, a pesar del abuso mediático para proteger a los delincuentes que violaban el debido proceso de las víctimas, a pesar de todo lo que ustedes saben que ocurrió, y que hoy a mucha gente se le olvida”, afirmó el ministro presidente, Arturo Zaldívar.
Al presentar su libro “10 años de derechos Autobiografía jurisprudencial”, Zaldívar aseguró que cuando llegó al máximo tribunal predominaba la idea de que la función de la Corte era principalmente la de servir de árbitro en los conflictos entre los Poderes de la Unión.
Sostuvo que enfrentó dificultades e incluso la oposición de algunos ministros para que asumieran su deber de tener como principal objetivo proteger los derechos humanos de las personas.
“Si no estamos para defender esos derechos, si no estamos para hacerlos realidad, no estamos para expandir esos derechos, no tiene ningún sentido que estemos aquí”, señaló.
Sostuvo que esas presiones se extendieron incluso hacia su familia: “en algunos de estos asuntos en lo personal y como familia soportamos presiones amenazas, intimidaciones”
Zaldívar mencionó entre los casos que significaron un precedente en esta materia, al asunto de la Guardería ABC y el amparo que permitió liberar a Florance Cassez.
El ministro presidente concluyó su discurso con este llamado: “ojalá que la Suprema Corte siga estando a la altura y su principal compromiso no sea con la oligarquía, no sea con quienes quieren vernos enfrentados, sino con los derechos humanos de quienes menos tienen y más lo necesitan.”
La Jornada