Hace casi 40 años, media docena de fotógrafos tomaron durante un mes los espacios de los mejores recintos culturales de Mérida, Yucatán, para montar de forma simultánea exposiciones individuales en blanco y negro, con miras a la primera edición de lo que se convertiría en el festival Abril, Mes de la Fotografía.
El grupo, en un principio llamado Plano Focal y después Imagen Alterna, se planteó exhibir los alcances de esta disciplina como medio de expresión artística, más allá de lo comercial, de la documentación o el registro, escribe Ygnacio Rivero Bulnes, coordinador del libro de reciente publicación, Abril, Mes de la Fotografía: Una historia, e integrante del colectivo fundador que incluyó a Eduardo Arco y Víctor Rendón.
En su momento, el historiador y crítico de la fotografía José Antonio Rodríguez afirmó que Abril fue un encuentro pionero que antecedió a la creación del Centro de la Imagen (1994), en la Ciudad de México, y a los festivales Fotoseptiembre (1993) y Junio, Mes de la Fotografía, en Xalapa (1990): Abril, Mes de la Fotografía, se convirtió desde mediados de los años 80 en el primer festival de la época contemporánea fuera de la capital. Y nadie le quitaría ese honor
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Los programas del festival no favorecían una corriente estética o temática en particular, sino la diversidad de discursos creativos que se multiplicaban ante el desarrollo tecnológico y la fuerza propositiva en las artes visuales, asegura Rivero Bulnes.
Abril, Mes de la Fotografía tuvo 14 ediciones, entre 1985 y 2000. Llegó a su fin porque la indiferencia y la falta de interés de las autoridades locales limitaron el apoyo
, señala Arturo Ávila Cano en el capítulo Los tonos de Abril. Como empresa independiente y autónoma, siempre tuvo escaso apoyo de las autoridades estatales, federales y municipales
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Para Ávila Cano, la presente publicación es “una historia sobre una parte de la fotografía mexicana, poco conocida o francamente ignorada por diletantes y algunos especialistas, a tal punto que ni libros de carácter panorámico ni obras monográficas la abordan. Ello se debe a que este suceso ocurrió a poco más de mil 300 kilómetros del llamado ‘ombligo de la Luna’, sede de nuestro agobiante y ancestral centralismo, lugar donde se cree que ha sucedido todo, o todo está a punto de suceder”.
En el volumen se pueden apreciar los trabajos de los grandes fotógrafos que ha dado el país: Manuel y Lola Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, Nacho López, Marco Antonio Cruz, Katya Brailovsky, Pablo Ortiz Monasterio, Yolanda Andrade, Vida Yovanovich, Colette Urbajtel y Francisco Mata Rosas, entre otros.
De acuerdo con Ávila Cano, Abril celebró la imagen fotográfica en un contexto que se vislumbraba árido y complejo, enmarcado por una crisis económica a nivel nacional, desempleo, privatización de empresas públicas y una fuerte austeridad presupuestaria, resultado de la crisis de 1982 y la posterior aplicación de políticas neoliberales durante las administraciones de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gotari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox
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Por otra parte, Abril luchaba, además, contra el peso de la tradición peninsular. Hay que reconocerlo: nuestro imaginario sobre Yucatán nos remite a los artefactos, los edificios y los templos ancestrales de la cultura maya
. En este contexto, ni las instituciones estatales o municipales, ni diversos sectores sociales tenían interés en promover la fotografía
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No obstante, debe aceptarse que Mérida contó con una cultura fotográfica, o al menos hubo, en algunos sectores sociales, cierto aprecio por las imágenes de estudio, cuyo origen proviene de tiempos decimonónicos, durante el esplendor de los elegantes gabinetes fotográficos, como el de la familia Guerra, espacio plástico en el cual se representó gran parte de los ideales de la sociedad yucateca
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El historiador del arte recuerda que en los años 80 del siglo pasado, Mérida no contaba con espacios adecuados ni suficiente respaldo institucional o privado para realizar exhibiciones de arte. Las galerías eran pocas y los museos del estado no tenían recursos ni personal capacitado para montar exposiciones en edificios públicos. El interés de la comunidad artística que quería participar en actos culturales surgió en el contexto de una expansión demográfica de la ciudad
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Abril… albergó expresiones conceptuales, trabajos de carácter antropológico, documental y periodístico, tanto de fotógrafos mexicanos como extranjeros. Este libro es el primer intento de revisarlo.
Reseña
El Libro “Abril, Mes de la Fotografía. Una historia”
Entre 1985 y el año 2000 se realizó en Mérida, la capital yucateca el festival fotográfico Abril Mes de la Fotografía; anualmente hasta 1996 y luego cada dos años (1998 y 2000). El evento fue organizado por un grupo local independiente, llamado primero Plano Focal, y más tarde Imagen Alterna. Los fundadores son Victor Rendón, Eduardo Arco e Ygnacio Rivero y se sumaron Humberto Suaste, Andrew Xenios y Christian Rassmusen. (que participaron solo los primeros años) Y después se integraron hasta el final Socorro Chable, Ariel Guzmán y Rafael Parra.
Durante 14 Festivales, de 1985 al 2000, se presentaron obras de 306 fotógrafos de 19 países…muy pocos han ido más allá de proponer un recuento histórico o un análisis del peso del Abril en el entorno de la fotografía en México.
En este contexto, a casi 30 años del primer Abril, este libro será el primero en documentar el festival, tanto a través de sus textos como mediante el repertorio visual que se presenta en sus páginas. En este trabajo prevalecen la conciencia de que el Mes de la Fotografía proyecta varios planos de lectura, y el reconocimiento de que este libro responde sólo a una de las historias posibles.
El primer capítulo ofrece una visión panorámica de este festival, con las definiciones y los datos básicos para reconocer el acontecimiento y su contexto. En estas líneas se hace un recuento de los participantes, las actividades y la evolución del proyecto en diversas de sus etapas. Esta exposición resultará especialmente útil para quienes no estén familiarizados con la historia reciente de la gestión cultural de esta época o de esta región.
El grupo que creó y sostuvo los Abriles fue un colectivo de artistas que impulsó su proyecto desde una autonomía rigurosa. Identificaron el vacío discursivo que en Mérida había en torno a la fotografía artística; al mismo tiempo establecieron pautas de interacción con los artistas que trascendieron los circuitos institucionales y comerciales. Su modelo de trabajo lo convirtió en interlocutor válido en los contextos culturales local y nacional.
La segunda parte el libro presenta, a manera de una gran colectiva, los trabajos de más de 100 fotógrafos respetando la temporalidad de cada exposición. Visitando de nuevo lo que fue el Abril.
En la tercer parte se han recuperado las voces, los nombres, las fechas, las anécdotas y las secuencias, una breve colección de reflexiones, testimonios y mensajes que diversos participantes han obsequiado para este volumen.
Y un capítulo de anexos con los programas completos de cada Abril, sus carteles, posters, invitaciones , camisetas y otros gráficos