Donald Trump regresó a la frontera entre Estados Unidos y México para una visita el domingo mientras promueve una agenda intransigente de inmigración que sería mucho más expansiva que las políticas que aplicó como presidente.
Antes de hablar en Edinburg, Texas, Trump sirvió comidas a los soldados de la Guardia Nacional de Texas, policías y otros que estarán estacionados en la frontera durante el Día de Acción de Gracias. Lo acompañó el gobernador republicano Greg Abbott, un viejo aliado y colega halcón fronterizo que se espera respalde al favorito para la nominación de 2024 durante la visita, según una persona cercana a Trump que habló bajo la condición de anonimato antes de un anuncio formal.
Trump y Abbott repartieron tacos y el expresidente dio saludos de mano y posó para fotografías. Planeaban hablar con unos 150 simpatizantes afuera de un hangar del aeropuerto en la ciudad, que está a unos 48 kilómetros (30 millas) de la frontera.
Trump ha estado presentando propuestas de inmigración que marcarían una escalada dramática del enfoque que utilizó siendo mandatario y que provocaron alarmas de activistas de derechos civiles y numerosas apelaciones judiciales.
“En mi primer día de regreso a la Casa Blanca, pondré fin a todas las políticas de fronteras abiertas de la administración Biden. Detendré la invasión en nuestra frontera sur y comenzaré la mayor operación de deportación interna en la historia de Estados Unidos”, dijo el sábado en Iowa.
También ha dicho que desea revivir y ampliar su controvertida prohibición de viajar, que inicialmente apuntaba a siete países de mayoría musulmana. La orden ejecutiva inicial de Trump fue impugnada hasta la Corte Suprema.
Además, ha hablado de comenzar un nuevo “filtro ideológico” para todos los inmigrantes, con el objetivo de impedir que los “comunistas y marxistas que odian a los cristianos” y los “peligrosos lunáticos, enemigos, intolerantes y maníacos” entren a Estados Unidos. “Aquellos que vengan a nuestro país deben amar nuestro país”, ha dicho.
con información de AP