Hace unos días en una película contemporánea, aludieron a que para las feministas contemporáneas la felación es un acto indebido, al parecer posicionarse en una forma de sometimiento compromete nuestros ideales. Mi reacción fue la sorpresa, la misma que tuvo mi hija quinceañera que, educada de manera liberal, reaccionó con hilaridad y descrédito al escuchar a un sacerdote afirmar que perder la virginidad era pecado. Por otra parte, el mismo asombro se hizo presente cuando la SEP declaró que eliminará de los libros de texto las palabras neoliberales. De pronto me sentí habitante del mundo Orwelliano y esto me motivó a escribir sobre lo que metemos o sacamos de la boca, preguntarme por aquello que hace sucias o malas a las lenguas.
Comencemos pues por las palabras. El acto de poner genitales en la boca tiene nombres según el órgano, llamamos felación, del latín fellatio, que se traduce como ‘mamar’ en español cuando el pene es el protagonista y cunnilingus del latín cunnus “vulva”; y lingō, “lamer” cuando se trata de hacer honores a la vagina. Así, podemos notar que el acto guarda relación con la succión primigenia y alimentaria de los mamíferos en el caso del pene y en el caso de la vagina se alude únicamente a la lengua en el proceso; esto se puede leer de dos maneras, la primera, anatómica, el tamaño del clítoris otorga protagonismo a la lengua, pero no por ello se exime la posibilidad de “mamar”, lo que nos llevaría a una lectura de falo centrismo lingüístico. Que cada quien interprete como le guste. En inglés, por ejemplo, un Blow Job nos habla del trabajo de soplar, para los antiguos griegos la metáfora era tocar la flauta y, al parecer hubo célebres virtuosos. A la práctica con la vagina, los angloparlantes la equiparan con comer, “eat me” sugiere alguna deseosa, por tanto, el primer caso es un trabajo y el segundo un acto gourmet.
Brevísima historia del sexo oral
Como jugar con un caramelo en la boca, esconderlo bajo la lengua, o mostrarlo con desparpajo, así ha sido en nuestra historia la práctica del sexo oral, a veces se esconde, otras se alardean, pero siempre, como ese dulce caramelo, el sexo se derrite en la boca. Lo está incluso entre diversos animales, mamíferos principalmente, vertebrados que nos conectamos a la madre a partir de succionar, de mamar.
El sexo oral es, seguramente una de las prácticas más añejas, pues suponía placer sin consecuencias, evitaba embarazos no deseados en los tiempos AP, es decir, antes de la pastilla. Yves Coppens, encabezó la Expedición Hardar que descubrió los restos de nuestra antiquísima abuela Lucy, especuló que ella y otros australopitecos practicaban la felación y el cunnilingus por diversas razones. La más importante de todas, la falta de un código moral que los restringiera, es decir, por que podían. Muchos antropólogos suponen que las mujeres primitivas intercambiarían favores sexuales por comida, protección o suministros, de ahí que consideremos a la prostitución como el primero de los emprendimientos. Practicar el sexo oral, sin arriesgarse a un posible embarazo seguramente, era parte de la oferta.
Hablando de la otra oferta, en La Marche, Francia, una pintura rupestre de 14.000 años muestra algunas de las primeras referencias conocidas al sexo oral. Se puede ver la imagen clara de un hombre metiendo su rostro entre los muslos de una mujer. Otra evidencia es la gonorrea, enfermedad que proviene de la bacteria Neisseria gonorrhea, una mutación de una bacteria más inofensiva llamada Neisseria meningitides, que normalmente vive en la garganta humana, pero debido a una mutación fortuita provocada por un aumento en el sexo oral cambió de residencia.
Pero vayamos más atrás o consideremos nuestro origen animal ¿Los animales lo hacen? La respuesta es afirmativa, el sexo oral parece ser una actividad de los mamíferos quienes, seguramente, al encontrar ese placer primero de mamar para obtener comida y afecto de sus madres, hicieron extensiva la práctica con las partes nobles de sus amantes.
Grandes mamadores son los murciélagos, expertos consideran que los practicantes tienen encuentros sexuales más prolongados, con cada segundo de estimulación oral agregan seis segundos de tiempo de penetración. Los investigadores sugieren que el aumento del tiempo sexual conduce a una mayor probabilidad de fertilización exitosa o que el lamido de la hembra ayuda a prevenir la transmisión de enfermedades sexual. En los gigantes especímenes denominados zorro volador indio, o Pteropus giganteus, es la hembra la beneficiada. A los zorros voladores machos se les permitía con mayor frecuencia tener sexo al realizar cunnilingus. Curiosamente, una vez finalizada la cópula, estos mismos machos recurrieron una vez más a practicarle sexo oral a la hembra. En casi todos los casos, este segundo embate se prolonga dos o tres veces más que el cunnilingus previo al sexo. Las razones detrás de este comportamiento pueden tener que ver con la limpieza, la prevención de enfermedades, la vinculación social o la ingestión de material de semen perdido. Ah reciclaje seminal, una idea para conservacionistas.
En el matriarcal mundo de las hienas el cunnilingus es toda una reverencia. Por años los observadores de esta especie estaban convencidos de que este animal era asexual o hermafrodita, debido a que las hienas hembras carecen de la convencional vagina de los mamíferos, tienen un clítoris de siete pulgadas que se parece a un pseudopene en apariencia y función. Este órgano es multifacético y sirve para orinar y tener relaciones sexuales, incluso dan a luz a sus cachorros de un kilogramo a través del mismo clítoris. La hiena parece ser el único animal con un órgano sexual que se yergue a voluntad, por tanto, se emplean como herramienta tanto en ceremonias de saludo como de subordinación.
Los guepardos de ambos sexos lamerán y acariciarán los genitales de su posible pareja para atraerlos. Del mismo modo, las leonas lamen repetidamente el pene de un macho para excitarlo. Como las leonas pueden aparearse hasta 100 veces al día, esta puede ser una acción de limpieza necesaria. Los samanes, un tipo de gibón que habita en Sumatra y Malasia, practica sexo oral en ambos sexos. Versiones aún más avanzadas de felación y cunnilingus aparecen entre gorilas y chimpancés, Desde luego el animal cuyas prácticas sexuales se parece más a los humanos son las de los bonobos. Las hembras de bonobo tienen un clítoris tres veces más grande que el de una mujer, aunque son mucho más pequeñas en tamaño corporal. Y en 2003, dos osos machos en un zoológico croata adquirieron notoriedad internacional cuando comenzaron a practicar sexo oral. Existen numerosos casos de autofelación en el mundo animal: ovejas de cuerno delgado, delfines, nutrias marinas y manatíes. Aunque ciertamente muchos de estos episodios son de naturaleza sexual, algunos giran en torno a la autolimpieza.
Podemos pensar entonces que ¿existen bases biológicas para este acto? Se manejan varias teorías, entre ellas está la de ser una herramienta para la detección de la infidelidad. El argumento es que buscamos inconscientemente rastros de posible competencia o es una forma de complacencia para evitar que la haya. Otra teoría alude a que ayuda a aumentar el éxito del apareamiento. Varios trabajos sobre el tema argumentan que la felación y el cunnilingus se pueden usar para demostrar destreza sexual, aptitud física o salud y limpieza. Otra especulación es que la mujer que experimenta un orgasmo tiene más posibilidades de retener el esperma, ya que el sexo oral ayuda a llegar al clímax. De manera similar, el sexo oral se considera una forma de crear vínculos entre las parejas. Aunque podríamos simplemente afirmar que se practica por el puro placer.
Podemos reconocer en muchos cuentos orales entre los mitos primigenios. El mito de Osiris e Isis, de alrededor del año 2400 a. C., narra que, en un celoso intento de hacerse con el poder, Set hermano de Osiris lo desmembró en mil cachitos y metió en una caja para luego ser regado por toda la región; su esposa y hermana, Isis, vagó por todo Egipto recogiendo las diversas partes y lo fue reconstruyendo, pero de acuerdo con el relato de Plutarco, “a pesar de todos sus esfuerzos, Isis nunca pudo descubrir el falo de Osiris, que, habiendo sido arrojado al Nilo”. Entonces Isis construyó un falo de oro para reemplazar la parte faltante y en una escena repetida una y otra vez en el arte egipcio, procedió a arrodillarse y devolverle la vida a Osiris con una felación de resurrección, ella lo montó y concibió un niño, Horus. La caída de su pene en el Nilo simbolizó su fertilidad, mientras que su nuevo falo se convirtió en una imagen para ser adorada por las masas. De hecho, en su papel como símbolo de la fertilidad, el dios a menudo se representa con una erección completa. Los antiguos egipcios llenaron su imperio con símbolos fálicos de Osiris en forma de obeliscos, mismos que hoy vemos regados por el mundo.
Atum, el dios creador que existe por sí mismo, se masturbó o realizó una auto-felación para comenzar la creación. Al eyacular, escupió el semen y así creó a Shu y Tefnut, el viento y la lluvia. Estos dos dioses produjeron a Geb y Nut, que representaban el cielo y la tierra. Geb a menudo se representa en el arte realizando también una auto-felación a partir de la cual se crearon dioses adicionales. Ocasionalmente, tanto Geb como Nut se dibujan en una posición 69, representando artísticamente la conexión entre la tierra y el cielo.
Entre los hebreos destaca la historia de Baal que abrazaba el sexo oral como parte de su práctica ritual. Los hombres jóvenes realizarían o recibirían una felación como parte del proceso de iniciación a esta creencia, y algunos historiadores especulan que la práctica influyó en los rituales judíos posteriores relacionados con la circuncisión.
Algunos autores, entre los que se cuenta John Milton, asociaron el ademán de Sansón de poner su cabeza en el regazo de Dalilla para posteriormente perder su fuerza como una metáfora de la pérdida de placer al entregarse a las mieles de su vagina. Entre los mitos griegos, Io la bella doncella convertida en vaca, nos cuenta Esquilo en Las doncellas suplicantes, retrata la impregnación de ella por Zeus como un acto más oral que derivado de la tradicional penetración. No es sorprendente que el acto fuera asociado a la más bestial de las deidades, los sátiros. Los compañeros de Dionisio se representaban con falos agrandados y participaban en varios actos desenfrenados. Orfeo, posiblemente el cunnilector más famoso del mundo antiguo, termina siendo destrozado por un grupo de mujeres con las que se negó a compartir su don. En un viejo poema sumerio se lee “Como su boca su vulva es dulce” pero los pruritos relacionados con la sumisión condujeron al mito de la vagina dentada.
La forma de boca de la vulva y la cueva oscura de la vagina implicaban para algunos un elemento oscuro y que drenaba poder. Así la primer pareja de adán, Lilith es quizás la primer vampira. Ella no está incluida en el Talmud, sino en una colección de proverbios judíos medievales: el Alfabeto de Ben Sirach. Creada a partir de la tierra como él a diferencia de la Eva salida de la costilla de su macho. Cuentan las m alas lenguas que Lilith reclamó igualdad y exigió un cunnilingus, él se negó y ella voló por los aires y huyó. Identificada con el demonio sumerio Ardat-Lili, la criatura fue retratada tanto en la literatura y arte como un ser vampírico que drenaba a los hombres de su semilla y se alimentaba de recién nacidos. La complaciente Eva, por su parte, es retratada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina a la altura del falo de Adán insinuando una felación.
Lo cierto es que la boca que ora es la misma que mama y debemos al platonismo el repudio de la carne, el rechazo a poner los genitales donde se pronuncia el Verbo; impuro, sucio o simplemente innecesario, el sexo oral se convirtió en una de las primeras actividades sexuales en ser prohibida. Pero siempre existen los rebeldes que mantienen la llama de las practicas pasionales.
Para los herederos del amor platónico, el sexo oral sólo era posible en el reino de las prostitutas y los homosexuales, Aristóteles continuaría con esta línea de pensamiento, demasiado sexo oral podría conducir a la ceguera. En el siglo I d. C., y los grafitis e inscripciones eróticos adornaban Pompeya y las lápidas encontradas en todo el Mediterráneo. Un grafiti público en Pompeya instaba a los ciudadanos a “Votar por Isidoro para edil, es el mejor lamiendo coños”. Según el derecho romano, una persona condenada por robo o adulterio podía ser legalmente violada “por la boca” como recurso por la parte afectada.
Algunos historiadores han argumentado que el origen del lápiz labial está en las prostitutas del Medio Oriente, se pintaban los labios para representar la vulva femenina o para anunciar que practicaban sexo oral. El lipstick y e sexo oral volverán a reunirse en las coloridas fiestas arcoíris de las que hablaremos a continuación ya entrados en el siglo XXI.
Falocentrismo, Clitoricentrismo o cada quién sus aficiones
Hay mucha investigaciones sobre la vigencia y preferencia del sexo oral, basta con ver cualquier película pornográfica o hollywoodense para notar que el algoritmo del ritual sexual contemporáneo lo incluye, en sus dos versiones y en su amplio espectro: mujer contra mujer, hombre y mujer, hombre con hombre o el tan democrático 69. Hitos de esta tradición son la famosa película de Garganta profunda y hasta el mismísimo El Padrino; legendarios son los encuentros en la Sala Oval entre Clinton y Lewsinsky. Ya en 2012, una encuesta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades encontró que, entre las personas entre las edades de 20 y 24 años, “el 81 % de las mujeres y el 80% de los hombres habían tenido relaciones sexuales orales”.
Por ello cuando en la película francesa: La peor persona del mundo, comentaron que una buena feminista no practica la felación, se me cayó la quijada. Por años entre machos se molestaban de ser disminuidos por practicar cunnilingus y ¿y ahora somos nosotras? ¿se trata de una respuesta hembrista?
Así que me puse a buscar el origen de dicho desplante y esto fue lo que encontré.
Parece ser que algunas feministas de la tercera ola culpan al feminismo de la segunda ola por la tendencia de las felaciones en chicas adolescentes a su descuido que, al concentrarse en la búsqueda por la igualdad de oportunidades dejaron a los niños sin orientación sexual, su libertad desmedida ha hecho que las niñas piensen que el sexo promiscuo las empodera automáticamente. Muchos adolescentes practican el sexo oral, pensando que “no cuenta” como sexo de la misma manera, algo que pensó el propio Bill Clinton cuando afirmó: I Did Not Have Sexual Relations With That Woman.
Aducen que “las fiestas arcoíris” practicadas por niños y niñas desde tan solo once años, donde las niñas con diferentes colores de lápiz labial se mueven a lo largo de una línea de niños que sentaditos reciben diversas felaciones que van “pintado al pajarito”.
Cierra la boca
Someterse de palabra o de pasión no es lo mismo por censura que por convicción. Íncubos o súcubos, alguien tiene que ir “on top”. El amor, la pasión incluso la comunicación supone un activo y un pasivo, un emisor y un receptor, lo divertido está en la retroalimentación, en las maromas que nos permiten el diálogo, la alternancia y la imaginación. Los censores son como los exhibicionistas, unos exhiben sus miembros como los otros, sus prejuicios, tal vez porque han perdido la potencia.
Es por ello por lo que no respeto a ideólogos, ideólogas, ideologues, fanáticos, partidistas o religiosos que me digan qué poner o que pronunciar con la boca. De ahí que sea ridículo que la SEP quiera adjudicar antiguos vocablos a los neoliberales y piense suprimirlos en la educación, los vocablos como los genitales son rebeldes y resisten, son placeres de las bocas libres son los puritanos los que realmente, por impotencia de distinguir y resolver problemas o simplemente por su deseo de llamar la atención, hacen de los goces de la libertad una reverenda mamada.
Regina Freyman
regina.freyman@itesm.mx
Maestra en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana y profesora del ITESM, campus Toluca
Referencias:
Depierre, David, They Stoop to Conquer: A Brief History of Oral Sex. Versión Kindle.