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En Frecuencia
¿Por qué existe el Instituto Federal de Telecomunicaciones, órgano autónomo?
Pregúntale a la Universidad Autónoma de Guerrero. Allá por el año 1980, nació la idea de dotar a la UAGro de una radiodifusora. La tramitaron con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. No recibieron respuesta hasta que las constantes solicitudes la provocaran.
El 7 de abril de 1982, el Director General de Telecomunicaciones les informó:
…una vez realizados los estudios técnicos que el caso amerita, estos nos mostraron la imposibilidad de poder asignar frecuencia alguna a esa Universidad, por virtud de la saturación tan grande que existe en la zona, por lo que no es posible satisfacer sus deseos.
En aquel entonces, la zona de Chilpancingo solo contaba con dos estaciones de amplitud modulada: la XELI y la XEPI (de Tixtla Guerrero). En realidad, la negativa por parte de la SCT fue abiertamente política en sus motivos — era, y es, una universidad bien activista. El 4 de mayo de 1982, la UAGro emprendió su aventura radiofónica como estación pirata, y en 1983, se otorgó una AM al gobierno del estado.
Transcurrieron 41 años para que Radio UAGro recibiera una concesión.
La Decana de las Piratas Se Atraca
Radio Universidad Autónoma de Guerrero tendrá concesión FM en Chilpancingo
La práctica pre-IFT en la radiodifusión comercial no era mejor. La SCT anunciaría que un canal o estación estaba disponible para explotación comercial, convocando a todos los interesados a hacer su pedido.
…calificando el interés social, de conformidad con lo previsto en el artículo 19 de la Ley Federal de Radio y Televisión, procede que esta Secretaría seleccione entre las personas que cumplieron con los requisitos fijados, a la que garantice de mejor manera el interés social. Conforme al precepto legal mencionado, esta Secretaría debe determinar con libertad de apreciación quién, a su libre juicio ofrece mayor seguridad y eficiencia en la prestación del servicio de interés público y función social, que es la radiodifusión.
En realidad, el “libre juicio”, más allá de funcionar como una misteriosa caja negra, frecuentemente incurrió en bondades políticas. El “interés social” coincidía en todo momento con el interés político-personal. Razones sociales asociadas con Radiorama ganaron todo un paquete de estaciones de radio el 28 de noviembre de 1988, en los últimos días de la presidencia de Miguel de la Madrid. Las Combos del ’94 fueron avaladas en vísperas de la administración zedillista. También se plasmó en dos grandes paquetes de canales de televisión a Televisa: Televisión de la Provincia en 1987 y Radiotelevisora de México Norte en 1994. Estas empresas fueron los beneficiados de lo que llamé, en otra columna en 2020, “el reino de la opacidad”.
Además, las políticas del SCT derivaron en desconocidos extraños e intentos frustrados de fomentar la competencia. Entre las frecuencias puestas a disposición de los solicitantes, sin recibir concesionario, se encontraron los canales 58 y 64 de la Ciudad de México, la 88.3 de Guadalajara. Además, en los últimos meses del sexenio de Ernesto Zedillo, la SCT lanzó la última convocatoria de este tipo para 39 frecuencias, que acabó con 595 solicitudes sin ningún otorgamiento:
595 Applications, 39 Frequencies, 0 Stations
(From November 2019) For the first time, a look at the applications for the ghost stations of 2000
…Salvo la XHDGM de Playa del Carmen, lograda gracias a la persistencia extraordinaria de José Pérez Ramírez y procedimientos legales que llegaron hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación:
Two-Meeting Bender
Sorting through all the stuff the IFT Pleno did in its last two meetings
Aunque pasaron más de 20 años antes de la licitación IFT-4, el proceso para adjudicar frecuencias a discreción de la SCT murió antes. En 2006, fue modificada el Artículo 17 de la Ley Federal de Radio y Televisión para quedar así:
Las concesiones previstas en la presente ley se otorgarán mediante licitación pública.
Nunca se actualizó este supuesto, ni el “programa de concesionamiento de frecuencias de radiodifusión” contemplada en la misma reforma, por diversos problemas, entre ellos la controversia constitucional que dio a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) el ámbito de la radiodifusión. Todo fue borrado con el reemplazo de la LFRTV por la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, y el IFT ha realizado cuatro licitaciones de frecuencias de radiodifusión (la IFT-1 y IFT-6 de television y la IFT-4 y IFT-8 de radio; se contempla una licitación IFT-14 para radiodifusión sonora y televisión en 2026).
Cabe recalcar que el dictamen actualmente en discusión no quita el mandato constitucional de otorgar frecuencias de uso comercial mediante licitación.
En la década IFT, se ha cambiado no solo el método de asignación de frecuencias comerciales sino en servicios no comerciales. Heredó de la Cofetel y hasta la SCT un gran rezago de solicitudes de radiodifusión social bajo la figura legal derogada de permisos. Ese rezago, en el cual todavía quedaba por resolver una solicitud de permiso del 6 de abril de 2000, no se extinguió hasta diciembre de 2019. El IFT introdujo mecanismos para priorizar a solicitantes no representadas en el industria de la radiodifusión, acabando con los bosques de permiso y así descalificando a muchos nuevos lobos sociales. Y hay menos lobos nuevos, así como solicitudes de radiodifusión de uso social “puro”, ahora que hace algunos años.
La propuesta actual de abolir el Instituto Federal de Telecomunicaciones contempla trasladar toda su estructura, menos el Pleno y comisionados, a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT, la misma agencia con un nombre más largo). Pero no ofrece claridad en torno a quién tomaría el lugar del Pleno, el cual actualmente cuenta con la facultad indelegable de resolver cambios de frecuencia y prórrogas de concesiones existentes, así como otorgar nuevas concesiones. Sería necesario ver el borrador de cambios a la LFTR para juzgar los cambios propuestos.
La SICT y sus estructuras de poder serían como una caja negra. Aunque hay problemas con el manejo de la radiodifusión en la época IFT — el cementerio de concesiones vencidas que siguen al aire, altas contraprestaciones, nefastas tasas de transferencia mínimas que inhiben la oferta televisiva radiodifundida (sobre todo en HD) — son de un grado menor que los que se presentaron en la época SCT. Y eso no toma en cuenta ni la buena posición de México en materia de telecomunicaciones entre los países latinoamericanos ni del IFT entre sus homólogos en el continente americano. Y garantiza la estructura actual la autonomía a la cual el país se comprometió en el T-MEC.
Los partidarios a la reforma, y las otras que proponen el presidente López Obrador y la presidenta electa Sheinbaum, hablan de austeridad republicana. La han impuesto en la mesa directiva del IFT con el rechazo de nombrar tres comisionadas, y eliminar los cuatro que quedan no es mucho en comparación con el gasto en personal (no de confianza), instalaciones, y sistemas informáticos. Pues, así querían la situación, según Marcia Itzel Checa, coordinadora general del Observatorio de Designaciones Públicas:
El Gobierno federal tenía una estrategia de debilitamiento institucional de los controles y contrapesos democráticos en una apuesta por ir concentrando el poder en el Ejecutivo federal. [El gobierno] utilizó varias medidas: una fueron estos ataques constantes desde la mañanera, descalificaciones al trabajo de estos organismos, de alguna forma, deslegitimando su labor, quitándoles importancia (…) también con disminución del presupuesto.
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Por cierto, en materia de radiodifusión, no hay la duplicidad de funciones que, según la versión morenista, haga menester la desaparición del IFT. Si hay traslape, es en regulación versus planeación en telecomunicaciones, y si bien son funciones complementarias, allí va la línea entre planeación y estrategia desde el Ejecutivo Federal y regulación autónoma. Si fueran serios sobre la eliminación de duplicidad en este giro, se aboliría la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía, no el IFT.
En radiodifusión, en ciertos sectores, se recuerda la era de discrecionalidad y la distorsión — tanto política como económica — que generó. Se recuerda en pedazos: la tortuosa lucha para una concesión en Chilpancingo, el monopolio que impera en la radio de Ciudad Mante, los canales 58 y 64 que nunca pasaron a ser más que distintivos publicados en el Diario Oficial.
Y bien se debe temer un retorno a aquella época. ¿Le temes a la oscuridad?
Las opiniones vertidas en el texto anterior son propios de este blog.