La conmemoración anual de finados tiene por cada región, pueblo y familia donde se ejecuta, especiales particularidades y pormenores que la hacen variar y nutren su riqueza tradicional. El ochovario corresponde básicamente a una expresión similar a la que se ejecuta en los primeros días de noviembre, contiene además especiales características.

Tiene presencia en el oriente y sur de la Entidad y es cuando se realizado el mucbipollo, popularmente conocido como el pib. Es por la tarde noche las familias colocan especial ofrenda en mesa o altar de finados, la comida en esta ocasión es sólida y su platillo principal es el «pib» o mucbipollo. Esta devoción está fuertemente arraigada y también tienen establecidos algunos ritos que deben realizarse en días señalados. Es una muestra más de las particularidades yucatecas en que se ha tornado la expresión de la devoción a las ánimas del purgatorio.
Según la tradición el 7 de noviembre la conmemoración del ochovarío está dedicado a las ánimas de los niños difuntos, en el almuerzo se ofrecen los vaporcitos o tamales acompañados de jícaras de chocolate y se enciende las velas de colores. Mientras que el día 8, está dedicado a las ánimas de los adultos, en la cual se hacen los pibes o mucbipollos, que se ofrecen como almuerzo en el altar iluminando con velas blancas o negras, o bien pueden ser de cera de abeja. Estos dos alimentos, tamales y pib, como son sólidos se tienen las creencias que son llevados por las ánimas con facilidad para alimento por todo el año.
Es importante destacar que en ambos días se colocan las comidas en el altar del desayuno que es pan con chocolate y al mediodía la comida fuerte que serán los tamales o el “pib”, y por la noche de nuevo la cena de pan y chocolate.
En la noche del 8 se realiza el ritual de despedida, que consta en encender en la puerta de la casa o sobre las albarradas, los cabos de las velas que sirvieron en los rezos se encienden para iluminar el camino de regreso de algunas ánimas al purgatorio. Pero no todas las ánimas se van, algunas permanecen aquí y partirán hasta la noche del 30 de noviembre, en el llamado bixmes.
No en todo el Estado se practica esta devoción, pero es común encontrarla en los pueblos del Oriente, circunvecinos a Tizimín y Valladolid, o al sur con los pueblos detrás de Sotuta hasta Chumayel, Teabo Ticul, Tekax, Kopomá, Maxcanú, Chacsinkín y otros más de la región. En este rito se consideran que en la noche algunas ánimas retornan a su lugar de descanso, aunque no todas, y aun continuaran en sus pueblos durante unas tres semanas más.
En la región de Izamal, Mérida y los pueblos de la costa, es común que el “pib” o Mucbipollos, tenga presencia en el altar cualquier día de los iniciales como son 1 y 2 de noviembre. En esta región no se ofrece el ochovarío y todas las ánimas permanecen un mes. Varias familias de esta región hacen “pibes” en cualquier día de este mes. En tanto cuando se cocina alguna comida destacada, siempre el primer plato se coloca en la mesa del altar, ya que las ánimas continúan de visita.
En las crónicas del siglo XIX, como el periódico La Burla publicado en 1860, y especialmente Manuel Barbachano y Tarrazo refieren que, en esta celebración del día de todos los santos, que es el 1 de noviembre, todos comían “mucbipollos” en la Mérida y su región.
El ochovarío es una conmemoración de los ocho días de que llegaron las ánimas, es probable que exista una relación entre los ritos de la muerte practicados entre los yucatecos, que efectúan una comida y rezos a los ocho días del fallecimiento de una persona. El ochovario de un fallecimiento está lleno de significados y creencias, que semejan este rito de noviembre. Aunque se aprecia las conmemoraciones de octavas que tiene la liturgia católica.
La ofrenda tiene que presentarse caliente en el altar, para que las ánimas tomen la santa gracia, el óol en maya. Sobre esto el antropólogo Lázaro Hilario Tuz Chi: “Se pueden ver como los alimentos son recibidos por los dioses a través del vapor que desprendes”. Esto vapores son la “santo gracia”, y cuando el alimento se enfría se dice que se ha tomado ya la gracia, ya que el alimento cambia de sabor. De suma importancia es la entrega de los alimentos, que lo puede realizar la dueña de la casa el abuelo, o bien esto se hace con los rezos ofrecidos.
El llamado ochovario es una práctica del tiempo finados, una devoción yucateca a las benditas ánimas, pero no es la última ni la definitiva, ya que esta será el “bix mes” corresponde a otra conmemoración especial con particularidades que se ejecuta el 30 de noviembre por la noche en la definitiva despedida de las ánimas.
Investigación y texto de José Iván Borges Castillo
Tekal de Venegas, 8 de noviembre del 2025.



