Por Sergio Grosjean
El concepto de cantinas ha cambiado en Mérida al igual que la población en donde los nativos ya somos posiblemente minoría ante la avalancha de gente que ha llegado a residir a nuestra ciudad debido a varios factores, que es harina de otro costal y para que calentarles la cabeza.
Este fenómeno social repercute en diversos aspectos, y uno de ellos (entre otros), en las cantinas a la antigua usanza, ya que están desapareciendo, o se transforman para convertirse en bares donde el antiguo sabor se esfumó y nada tienen que ver del concepto original.
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Gran parte de las cantinas las hacían las personas que allá asistían y ellas propiciaban que adquiera su propia «personalidad»; por ejemplo, las cantinas bohemias, donde el culto a la música era esencia; en otras, la buena conversación era su mayor atributo; y seguramente en otras, los improperios eran la sazón vital.
Pero sin duda, algo que sucede en todas y viene a reflejar su naturaleza, es que lo que allá se desarrollaba no trasciendía a otros círculos, similar a una logia en la que todos los cófrades estaban dispuestos a proteger el honor de sus camaradas y adeptos.
A lo largo de las décadas, en la ciudad de Mérida ha existido insospechada cantidad de cantinas (o abrevaderos como muchos las conocen), y, por desgracia, como citamos, muchas de ellas han desaparecido, por lo que sus nombres quedaron rezagados y olvidados con el paso del tiempo, o sepultados por las nuevas construcciones que allá se asientan. Sin embargo, nuestra generación es el eslabón que une el pasado con la modernidad.
Es por eso, que desde el año 2010 nos dimos a la tarea de estudiar del tema desde diversas ópticas, y para ello, un destacado número de colegas de las artes libatorias tuvieron el valor y el sacrificio (ja ja ja ) de unirse a este equipo de investigadores con el objetivo de recorrerlas, logrando con ello disfrutar decenas y decenas de ellas por todos los rumbos de nuestra Mérida la que se nos fue, y culminando nuestros periplos con 2 libros hasta el presente.
Por fortuna, el material que recabamos antes que nuestra ciudad diera un giro de 180 grados y quedara todo solo en el recuerdo, grabaciones de audio y video así como cientos de fotos y testimonios, nos serán vitales para que el próximo año presentemos el tercer libro.
Finalmente, es un hecho que la mayoría de las cantinas se transformaron o desaparecieron para siempre como citamos, por lo que les comparto imágenes de algunas que ya no existen a tiempo saber si ustedes recuerdan otras que estén en la misma situación. Podría llegar a la centena, se los aseguro.