Han pasado dos años desde aquella memorable mañana del lunes 29 de agosto, en que partía de este mundo el ínclito sacerdote Avelino Carvajal López, dejando a su paso ese olor de santidad que solo lo dejan los siervos que han alcanzado la entrada feliz a la patria eterna…
Muchas fueron las emociones que experimentamos los que alguna vez lo tratamos y veneramos su persona, su partida hizo recordar sus frases célebres de enseñanza de la doctrina, su paciencia y laudable servicio desinteresado y, hasta sus milagroso, y es uno de estos que quiero tratar en este su aniversario feliz.
Contaba don Francisco Briceño que por cuatro décadas fue primero sacristán, cantor y luego monaguillo, ocurrió una ocasión que…
Prevalecía un mal tiempo, de la lluvia y de fuerte viento, los campesinos que conocían las señales de la naturaleza habían presagiado la llegada de un huracán, mientras que las noticias que se escuchaban en las casas donde había radio, como en la Tienda “El Mosquito” anunciaba la llegada de un huracán para la región. Era sábado al mediodía y como de costumbre se debía ofrecer Misa en la capilla de Santo Cristo en la hacienda de Kuncheilá, para que las familias de los jornaleros pudieran participar bajo precepto dominical.
Pero ante la situación del mal tiempo el sacristán esperaba impaciente en la iglesia de San Pedro en Tekal de Venegas, ante la situación de la amenaza del ciclón, pensando que el padre Avelino no llegaría para ir a ofrecer la Misa, por la situación imperante. Dado que su sede era la parroquia de San Miguel de Temax, desde donde pastoreaba las comunidades cercanas.
Pero ante su sorpresa vio llegar al sacerdote y diciendo que se marcha a Kuncheilá porque sus hijos, los feligreses, lo esperaban. Decía don Panchito, que le insistió al padre de no salir de Tekal, dado al fuerte viento que se presentaba. El padre le dijo que, si el sacristán no lo acompañaba, él se iría solo, cargo con su “mochila”, moral de tela donde llevaba sus ornamentos y el cáliz, y salió de la iglesia.
Ente esto don Francisco enseguida tomó lo necesario y fue detrás del padre Avelino, la fuerte lluvia y el viento entonces se calmaron. Al tal grado que cuando llegaron a tomar el tuck, pasado el cementerio a la salida de Tekal, la lluvia había pasado completamente.
Al llegar a Kuncheilá, se jaló la campana para dar el “remate” se prendieron las seis velas y comenzó la Santa Misa con asistencia de todo el vecindario. Mientras la Misa se ofrecía de nuevo la lluvia y el viento fuerte comenzaron, al punto que las ramas de los árboles se rompían y sacudía el techo de láminas de zinc de la capilla.
Concluida la misa y dada la bendición, el padre Avelino recogió lo necesario y acompañado de su fiel sacristán salió tomando el camino de regreso, ante la maravilla que de nuevo la lluvia y el fuerte viento se calmaron.
Al llegar a Tekal y entrar a la iglesia, tras acomodarse el padre en el cuartito anexo, comenzó una lluvia fuerte y viento que se calmaron hasta el amanecer.
Dios es el único que obra los milagros, pero las evidencia para mostrar la fe y entrega de sus servidores, como ocurrió en este relato.
Decía siempre don Francisco Briceño: ¡El padre Avelino es un Santo!
Es que él Padre tenía un carácter tan accesible, su humildad rebasaba toda idea planteada, su trato llano sin ningún interés fue enorme, a tal grado que me parece difícil de explicar ante los escasos ejemplos actuales…
Muchos son los ejemplos de sencilles y santidad que dejó el Padre Avelino, acojamos siempre a su intercesión con la prudencia debida y pidiendo por nuestras distintas necesidades.
Y a los que somos tekaleños pidamos su intercesión por nuestro pueblo Tekal de Venegas, el pueblo al que tuvo en alta estima.
Su presencia ya no la tenemos, pero el eco sagrado continúa dictando su eterno sermón: “Busquen primero el Reino de Dios, y todo se les dará por añadidura…Primero DIOS, después DIOS y siempre DIOS. El que tiene a DIOS lo tiene todo.”
José Iván Borges Castillo
Tekal de Venegas, Yucatán.
29 de agosto, 2024.