Las preocupaciones sobre lo que está ocurriendo en nuestro país, respecto a la protección de los periodistas, van creciendo a nivel internacional.
El ruido y las distorsiones en el debate interno, nos impiden, por momentos, ponderar el alcance de los planteamientos que se están haciendo el Senado de los Estados Unidos y en la Sociedad Iberoamericana de Prensa.
Hace un par de días, los senadores Tim Kaine y Marco Rubio, demócrata de Virginia y republicano de Florida respectivamente, enviaron un comunicado al secretario de Estado, Antony Blinken, para manifestar su preocupación sobre los desafíos a la libertad de expresión que ellos vislumbran en México y por ello solicitan que se “inste a mejorar seriamente los esfuerzos para proteger a los periodistas.”
Les preocupa, por supuesto, el asesinato de periodistas, pero también las descalificaciones cotidianas que se lanzan, día con día, desde la conferencia matutina del presidente López Obrador.
“Estamos consternados por la continua retórica belicosa del presidente de México contra la prensa. La violencia que se ha prolongado por años contra los periodistas, no puede comenzar a disminuir mientras el dirigente del país continúe por normalizar la hostilidad en contra de la libertad de expresión”.
FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL / CUARTOSCURO.COM
Se dirá que son dos legisladores y en particular Rubio representante del ala conservadora, pero sería un error el subestimar un mensaje de rudeza inusual y que además seguramente llegó al escritorio del propio presidente Joe Biden.
Importa y mucho, cómo nos ven el mundo, porque ello permite establecer cuáles son las coordenadas correctas en un momento de tanta incertidumbre y donde las democracias están siendo amenazadas en diversas regiones.
Jorge Canahuati y Carlos Jornet, el primero presidente de la SIP y el segundo responsable de la Comisión de Libertad de Expresión de esa organización, no se cuecen al primer hervor, porque les ha tocado ver situaciones realmente complejas, sobre todo por lo que ocurrió en Venezuela y en Nicaragua, en términos inclusive de la sobrevivencia de los medios de comunicación independientes.
Pare el presidente del Grupo Opsa de Honduras y para el director de La Voz del Interior en Argentina, las preocupaciones sobre el caso mexicano son bastante puntuales.
Por ello pidieron al presidente mexicano ratificar su compromiso pleno con las libertades de expresión y de prensa que su administración evite ataques, agresiones e insultos.
Les angustia que el clima de confrontación pudiera alentar a grupos delincuenciales para acallar a quienes denuncian el aumento del narcotráfico y la corrupción.
Para nada señalan que el gobierno sea el responsable de las muertes, ni mucho menos, pero advierten sobre el clima descompuesto que ahora prevalece.
Los representantes de la SIP, que agrupa a mil 300 publicaciones, solicitan al presidente López Obrador que “afronte la gravedad de la hora con toda la energía y decisión que sean necesarias y que en ese marco suspenda todo discurso estigmatizante contra medios y reporteros.”
Y añade que “denigrar a la prensa desde la cima del poder no es un juego dialéctico, una esgrima verbal sin consecuencias. Y menos aún en horas oscuras como las que vive México por esta ola de violencia.”
Así se ve el tiempo mexicano y más vale hacerse cargo de ello.
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