sábado, diciembre 14, 2024

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IFT: la huella de Gabriel Contreras

A un año de gobierno del presidente López Obrador, el sector telecomunicaciones, como tantas otras industrias, vive en la incertidumbre. Si bien ha sido respetuoso con la autonomía del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), sus proyectos de política de telecomunicaciones y agenda digital parecen desarticulados e inviables. La cancelación del proyecto Red Troncal, que sigue siendo un mandato constitucional, para apoyar a la subsidiaria de la Comisión Federal de Electricidad: CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, con el objetivo de conectar 14 millones de mexicanos que viven en zonas rurales marginadas parece tener poca viabilidad económica, sobre todo dado el raquítico presupuesto que le fue asignado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 de sólo $1,095 millones de pesos. Los otros proyectos anunciados no pasan de presentaciones en powerpoint y poco más, como el estudio realizado por la subsecretaría de Comunicaciones sobre las poblaciones que carecen de conectividad o la prácticamente nula actividad de la Coordinación de Estrategia Digital Nacional de la Presidencia de la República.

Del lado de la regulación, el 2020 tampoco pinta muy halagüeño. El 29 de febrero del 2020 deja su cargo el presidente fundador del IFT, Gabriel Contreras Saldívar, y al día de hoy aún no ha sido emitida la convocatoria del Comité de Evaluación que dará inicio al proceso de selección del especialista que habrá de ocupar el puesto de comisionado vacante. En estricto derecho, el nuevo comisionado no necesariamente sería designado presidente del instituto, pero al tratarse de un comisionado propuesto por el presidente López Obrador y seleccionado por el Senado de la República en donde Morena tiene mayoría, es muy probable que así sea, ya que es el propio Senado el que elige al presidente del IFT.

La figura de Contreras será difícil de sustituir, ya que desde la fundación del IFT en el 2013 a él le correspondió integrar toda la estructura administrativa y operativa del instituto, por lo que su liderazgo al interior es muy sólido y muchos funcionarios le deben a él sus carreras. Incluso me atrevería a decir que salvo el caso del comisionado Cuevas y, quizá, del comisionado Fromow, el resto de los comisionados ha sido, en los hechos, subordinado del presidente Contreras.

El papel de Gabriel Contreras al frente del IFT no pudo ser más relevante. En gran medida, él es el creador del instituto y logró hacerlo en los plazos —muy cortos— establecidos en la Constitución. También logró cumplir en tiempo y forma con los mandatos emanados de la reforma en telecomunicaciones. Fue sensible a las preocupaciones del sector telecomunicaciones respecto del altísimo costo de los derechos por el uso del espectro radioeléctrico en México, aunque también fue intransigente en el caso de las contraprestaciones que debían pagar los radiodifusores, cuyo único ingreso es la publicidad y están sobrerregulados frente a otras tecnologías de transmisión de contenidos. Quizá el mayor reproche que se puede hacer a su gestión es la falta de supervisión y vigilancia al agente económico preponderante en telecomunicaciones respecto del cumplimiento efectivo a las medidas asimétricas que el propio IFT le impuso. Esta laxitud ha tenido como consecuencia un efecto casi nulo de las medidas de preponderancia en la competitividad del sector y una preocupante tendencia a la reconcentración.


Gerardo Soria

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