En México, la migraña representa literalmente un dolor de cabeza, pues se calcula que esta enfermedad discapacitante la padecen alrededor de 20 millones[1] de pacientes, en una relación de 3 mujeres por cada hombre; y en términos económicos, durante la última década, se ha traducido en pérdidas anuales de cientos de millones de pesos.
Este padecimiento no solo afecta al enfermo, sino también a su familia y la sociedad, pues constituye un problema de salud pública. No obstante sus repercusiones, la migraña sigue sin contar con una causa específica sobre qué la origina y, por ende, no recibe un tratamiento específico porque los actuales fármacos no fueron concebidos para atender este padecimiento, por lo que presentan una baja eficacia y pueden provocar efectos secundarios adversos.
Ante este panorama, especialistas que participaron en el “Seminario: Entendiendo la Migraña”, organizado por Novartis México en la ciudad de Mérida, Yucatán, informaron que de acuerdo con la estadística en salud reportada por la organización internacional Health Data, la migraña se encuentra dentro del Top 10 de enfermedades que causaron mayor discapacidad durante 2017 en México[2].
En ese sentido, en 2010, el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva reportó que la migraña representaba la quinta causa de años de vida asociados a discapacidad para las mujeres mexicanas[3].
Los especialistas explicaron que la migraña es un tipo de dolor de cabeza, palpitante o pulsátil, que va de moderado a intenso y es recurrente. Suele afectar a uno o ambos lados de la cabeza; algunas personas también experimentan cierto tipo de mareos y hasta malestar estomacal, así como sensibilidad a la luz (fotofobia), al ruido (sonofobia) y ciertos olores, el dolor empeora con la actividad física e impacta a las actividades de la vida diaria.
Si bien, los ataques de migraña varían en frecuencia e intensidad en cada persona, se ha observado que hay una media de entre 1 a 5 episodios por mes. Se considera migraña episódica cuando el paciente tiene más de 4 días de migraña al mes y crónica cuando el paciente tiene más de 14 días de migraña por mes (Deza,2010; Vo,2019)
Un estudio con 3,900 pacientes reportó que, aquellos con migraña crónica, pueden llegar a presentar síntomas en 50.5% del tiempo, es decir, poco más de 184 días con migraña y sus síntomas durante el año.
Aunado a lo anterior, un paciente con migraña necesita 10% más consultas de alta especialidad; las visitas a emergencias se incrementan en promedio 9% y la hospitalización aumenta 6% en comparación con un paciente sin migraña.
En cuanto a la intensidad de cada episodio, también varía en cada ocasión y de persona a persona. Pero es muy frecuente que el paciente quede incapacitado para acudir a la escuela o al trabajo. El 90% de las personas informan que no pueden trabajar o funcionar con un episodio migraña (Migraine Fundation, 2015), por lo cual se pierden actividades personales, familiares y sociales, por lo que evitan programar citas o actividades, y solo se reintegran a su vida normal hasta sentirse mejor.
En el Seminario, los médicos especialistas afirmaron que distintos factores pueden disparar un ataque de migraña, como el estrés, la deshidratación, ayunos prolongados, la ingesta excesiva de cafeína o la abstinencia de esta, el tabaquismo, algunos alimentos y bebidas (alcohol, queso, cítricos, pizza, chocolate, etc.), así como alterar los horarios de sueño, cambios medioambientales y estacionales, la intensidad de la luz solar y alteraciones hormonales –por periodo menstrual o uso de anticonceptivos, entre otros.
Los expertos que asistieron al “Seminario: Avances Científicos Disruptivos contra la Migraña”, entre los que destacaron la Dra. Karina Vélez, presidenta de la Asociación Mexicana de Cefaleas y Migraña; Dr. Ildefonso Rodríguez Leyva, secretario de la Asociación Mexicana de Cefaleas y Migraña. y el Dr. Miguel Ángel Collado Ortiz, neurólogo con Curso de Alta Especialidad en Neurofisiología Clínica, coincidieron en la importancia de trabajar en estrategias que permitan incrementar el conocimiento sobre la migraña y su impacto en la vida diaria del paciente, así como hacer un llamado a acudir al médico para un diagnóstico profesional y recibir un tratamiento personalizado.