viernes, julio 26, 2024

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Hackean a la Sedena

Hackers piratearon información de servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en la que es la más grave vulneración de la ciberseguridad del gobierno mexicano porque contiene datos de seguridad nacional y hasta información sobre la estragada salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, reveló Latinus.

En el capítulo 96 de la emisión conducida por Carlos Loret de Mola se informó que un grupo de hackers llamados “Guacamaya” lograron penetrar los servidores de los ejércitos de varios países de América Latina, entre ellos México, país del que lograron extraer seis terabytes de información.

La información principal es la contenida en correos electrónicos que recibía y enviaba la dependencia gubernamental, y hasta en los que se le marcaba copia. También hay, dijo Loret de Mola, informes de inteligencia, “transcripciones de intervenciones telefónicas, menciones de uso de WhatsApp y Sigma, fotografías, directorios de contactos, redes de vínculos, seguimiento a personajes de alto nivel (como el embajador de los Estados Unidos), disputas entre los secretarios de Defensa y Marina, discrepancias entre las versiones oficiales de número de muertos en operativos, información sobre las precarias condiciones de seguridad de las aduanas, bases de datos sobre el estado de fuerza de militares desplegados en distintas partes del país, uso de aeronaves oficiales, contratos del Tren Maya y del aeropuerto de Tulum”.

“Es una radiografía del enorme poderío y mando que tiene el Ejército en esta administración”, afirma Loret de Mola.

El programa de Latinus mostró información de tres asuntos importantes: la salud del presidente de la República, la orden de la liberación de Ovidio Guzmán en el “culiacanazo” y los enfrentamientos entre los secretarios de Marina y de la Defensa por la seguridad en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México.

El primer caso de la información obtenida por los hackers es el de la salud de López Obrador. Revela una hospitalización de emergencia a la que tuvo que ser sometido el 2 de enero del presente año, cuando una ambulancia aérea tuvo que ir por el presidente hasta Palenque, Chiapas, para llevarlo al Hospital Central Militar que se encuentra en la Ciudad de México.

Según refieren los documentos obtenidos por Latinus, López Obrador tuvo que ser monitoreado, canalizado y medicado antes de emprender el vuelo a la capital del país; a su arribo, lo esperaba un helicóptero para llevarlo al nosocomio con diagnóstico grave.

El mal que le diagnosticaron entonces a López Obrador fue angina inestable de riesgo alto, un padecimiento cardíaco que puede llevar a infartos.

El 10 de enero López Obrador hizo saber, vía Twitter, que se encontraba enfermo: “Informo a ustedes que estoy contagiado de #COVID19 y aunque los síntomas son leves, permaneceré en aislamiento y solo realizaré trabajo de oficina y me comunicaré de manera virtual hasta salir adelante”.

Sin embargo, recordó Loret de Mola, ni el presidente ni su equipo se refirieron al traslado de emergencia ni al diagnóstico de ocho días antes.

El periodista también dijo que entre el 4 y el 20 de enero el mandatario tuvo al menos 10 consultas médicas, entre las que se cuenta la de su cardiólogo particular. Y el 21 fue ingresado en el Hospital Central Militar para un cateterismo; en ese lugar durmió y fue dado de alta al día siguiente.

Entonces, Jesús Ramírez Cuevas, vocero presidencial, dijo que sólo se trataba de una revisión médica de rutina, una versión muy parecida a la que entonces divulgó la Secretaría de Gobernación.

También debe anotarse que el 22 de enero, tras esa hospitalización, en un video que difundió en redes, López Obrador informó que ya había salido del hospital. Dijo que, a raíz de su infarto, periódicamente se checa y que toma medicamentos para la presión. Según él, 15 días antes había hecho una prueba de esfuerzo físico, y los especialistas le recomendaron hacerse un cateterismo, pero tuvo que esperar porque se enfermó de Covid.

Tranquilo y contento, según dijo, informó que le falta un tramo, hasta septiembre de 2024, “si así lo dispone, o lo sigue disponiendo el creador, la ciencia, la naturaleza”. Pero, por aquello de las dudas, anunció que tiene un testamento político en prevención de una “pérdida de mi vida”.

Días después, el 27 de enero, López Obrador se quejó de algunas imágenes que circularon en lo que no se ve bien de salud, y reclamó a los medios que no trataran sobre la recuperación de su salud, sino que muestran “la imagen de que ya estoy arrastrando los pies, chocheando”.

En otro documento del 1 de septiembre de 2021 mostrado por Loret de Mola, se establece que, tras rendir su informe de gobierno, tuvo que acudir al hospital militar para recibir atención médica en las áreas de reumatología, ortopedia, radiología y laboratorio. En esta ocasión el diagnóstico fue gota. López Obrador no aceptó los medicamentos que se le ofrecieron, pero sí la terapia física.

El 22 de diciembre de 2021, en el hospital militar se le diagnosticó hipotiroidismo, para el cual le recomendaron sustitución hormonal.

En la ceremonia del 15 de septiembre hubo un momento en que se apreció que el presidente se quedó pasmado, ante lo cual su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, se acercó para darle palmaditas y hacerlo reaccionar. Eso despertó nuevas dudas sobre su salud.

Días después, el 19 de septiembre, en su conferencia de prensa López Obrador comentó al respecto: “Imagínense: estaba yo leyendo lo de mi enfermedad, supuesta, de gravedad, porque pues sí tengo que tomar medicamentos por mis padecimientos. Pero estoy bien, pero estaba yo leyendo y algunos casi poniéndole ahí: ‘Ayúdanos, diosito’”.

Cerca de la una de la mañana de este viernes y pese a la gravedad del material mostrado por Latinus, el Gobierno de México, la Sedena, la vocería de Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación ni el presidente López Obrador habían desmentido lo presentado por Loret de Mola.

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