Las tarifas aplicables para servicio doméstico de aplicación general para toda la República Mexicana, presentan varios problemas e inconsistencias, que debieran ser revisadas y en su caso, corregidas en el marco de un gobierno que se supone propone una transformación y un mayor apoyo a los menos favorecidos económica y socialmente.
A continuación se enuncian los principales errores y problemas de interpretación que presentan las tarifas actuales.
La gente no sabe o no entiende los criterios que aplican para la determinación de la tarifa que aplica de acuerdo a la ubicación geográfica de su casa habitación, y por lo tanto no conoce las alternativas que tiene para eficientar el uso de la energía eléctrica y por consiguiente pagar menos.
Desde el siglo pasado se adoptó el criterio de aplicar diferentes subsidios a las tarifas en función de la temperatura efectiva (representada por la sensación térmica afectada por la humedad y no la lectura simple del termómetro) predominante en un lugar. Este criterio ha sido revisado varias veces en las revisiones a la Ley de la Industria Eléctrica en este siglo. Sin embargo, al analizar el comportamiento de dichos criterios aplicados en pesos y centavos a los montos a pagar por los consumidores, presentan varias incongruencias:
Las tarifas no resultan más bajas o más altas, sino más agresivas o menos agresivas; pero al mismo tiempo, el subsidio no llega equitativamente a la población más desfavorecida, pues para bajos consumos resultan prácticamente iguales o con muy poca diferencia para las diferentes zonas geográficas sin importar tanto el factor temperatura.
Al aumentar el consumo, se beneficia a las poblaciones más cálidas y de esta manera, los más beneficiados resultan ser los grandes consumidores de las poblaciones más cálidas; pues a mayor temperatura se incrementa el consumo excedente antes de llegar a la tarifa DAC (domiciliaria de Alto Consumo). De esta manera podemos decir que: por ejemplo, la tarifa 1F no es necesariamente más baja que la tarifa 1E para los pequeños consumidores sino solamente resulta más laxa para quien más consume supuestamente a causa del mayor calor prevaleciente en la zona donde aplica la 1F.
Para ejemplificar este fenómeno, tomemos dos poblaciones del estado de Yucatán, Progreso con tarifa 1B y Mérida con tarifa 1D. Para consumos de hasta 175 kWh/mes, pagarán exactamente la misma cantidad. Luego, para Mérida (1D) existe un subsidio de costo intermedio por los siguientes 25 kWh/mes. Inmediatamente ambos usuarios empiezan a pagar el precio en la tarifa “excedente”, pero el habitante de Progreso solo tiene 225 kWh/mes en “excedente”, antes de llegar a DAC, pero el habitante de Mérida, tiene aun 800 kWh/mes más en tarifa “excedente” antes de llegar a DAC.
Por consiguiente, ¿Quiénes resultan los más beneficiados?
¿Los pequeños consumidores de una u otra población?
No, esos pagarán más o menos lo mismo. Pero el mediano consumidor de Progreso (1B) no se puede dar el lujo de rebasar los 400 kWh/mes, so pena de caer en DAC (tarifa más alta y que se aplica desde el primer kWh consumido en el mes), mientras que en Mérida (1D), los medianos, y medianamente altos consumidores se pueden dar el lujo de consumir más a precio más bajo antes de llegar a los 1000 kWH/mes que los ubique en DAC.
La verdad de las cosas, es que el Gobierno Federal debería ya estar estudiando este procedimiento y revisar los criterios que fundamentan este esquema de subsidios.
En mi muy humilde opinión, la tarifa debería ser única para todo el país y aplicar subsidios diferenciados para diferentes municipios o demarcaciones (como por ejemplo: Progreso Urbano y Progreso Playa, Mérida Norte, Mérida Sur y Mérida Oriente-Poniente) dependiendo del grado de marginación socioeconómica, o grado de desarrollo socioeconómico de cada demarcación.
Pero ya veremos, que gobernante o representante popular abraza esta iniciativa.
David Alpizar
Marzo 14, 2021