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Encarcelan a niña indígena en #Cochoapa el Grande(Guerrero) exigen 250 mil por liberarla «por Infidelidad»
La niña Marcela fue encarcelada por órdenes de Lorenzo, presidente de la asociación civil Certeza y justicia para los pueblos originarios de Cochoapa el Grande.
El suegro la acusó de infidelidad. Presentó como prueba el celular de la menor, donde encontró algunas fotografías de Samuel, el supuesto amante.
Los encerraron en la misma celda para evidenciar sus amoríos. Al quinto día citaron a los padres de Samuel y a la madre de Marcela para negociar su libertad.
Lorenzo, apelando a los usos y costumbres, se erigió como juez y salió en defensa del esposo. Zeferino, hermano de Lorenzo, planteó la disolución del matrimonio de su hijo.
Marcela, huérfana de padre, fue obligada a casarse a los 14 años. El suegro pagó 200 mil pesos como parte de la dote. Esta compra indigna sometió a la niña a largas jornadas de trabajo. No tuvo oportunidad de estudiar. Desde pequeña acompañó a su madre a los campos agrícolas de Sinaloa para contratarse como jornalera. Su hermano mayor tuvo la fortuna de cruzar la frontera y trabajar en Nueva York. Para su mamá es una bendición que su hijo sostenga a la familia.
Marcela representa a decenas de niñas indígenas que son víctimas de matrimonios forzados en la Montaña de Guerrero. Crecen en la indefensión total. Truncan su desarrollo y las esclavizan de por vida. Los hombres mayores deciden cuándo y con quién casarse.
Las autoridades municipales se coluden con los padres y los suegros.
La violencia que padecen es irrefrenable y la sobrecarga de trabajo, interminable. Su silencio y sumisión es lo único que valoran; sin embargo, los problemas se complican cuando se rebelan. Los asesores de las síndicas se encargan de amedrentarlas. Cuando las niñas no se arredran al encarar al marido golpeador, llaman a sus padres para exigirles el dinero que recibieron del suegro.
Les va peor cuando acuden a la fiscalía regional de Tlapa. La indiferencia, el despotismo y el trato discriminatorio truncan su afán de justicia. En lugar de encontrar cobijo, experimentan el desprecio por ser indígenas. La violencia que sufren las niñas es como una moneda de cambio. Le ponen precio al delito y quienes pierden son las víctimas.
Los matrimonios infantiles son redituables para el fiscal de asuntos indígenas. El dominio del idioma Ñu savi no es para darle mayor impulso a las investigaciones, sino para sacar la mejor tajada con las dos partes. Sabe que la gente de la Montaña teme a la justicia ladina y que prefieren arreglarse con el Ministerio Público, en lugar de enfrentar una carpeta de investigación por trata de personas.
El mayor interés del presidente municipal son sus ganancias y su confort; sin embargo, en los ayuntamientos está la apuesta para prevenir la violencia contra las mujeres e inhibir los matrimonios forzados.
Marcela pagó cara la osadía de no regresar con su pareja. El delegado Lorenzo condicionó la libertad de los menores requiriendo la cantidad total de 700 mil pesos.
De forma arbitraria determinó que los padres de Samuel paguen 450 mil pesos y que la madre de Marcela repare el daño con 250 mil.
Cada parte firmó el compromiso de entregar el dinero el 30 de abril.
Si no cumplen, Lorenzo decidirá el castigo que les impondrá. Sabe que en Cochoapa nadie llegará a defender a las niñas; en cambio, él dispone de policías y cárcel para imponer su ley.
Marcela huyó de Cochoapa porque sabe lo que le espera. Teme que a su madre la detengan. Luchará para ponerla a salvo. Tendrá que endeudarse para pagar el costo de su libertad.
De Tlachinollan | Abel Barrera Hernández y Despertar de la Montaña.
20 abril 2025