Hay vidas tan extraordinarias, que es difícil imaginar que se acaben. Prof. Everth Alonso de Jesús Dzib Rodríguez, El Venado

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Tras larga dolencia falleció el Prof. Everth Alonso de Jesús Dzib Rodríguez, El Venado, empresario fundador y director general del Centro Educativo Rodríguez Tamayo – CERT Ticul y Mérida; fundador y director durante 27 años de la Escuela Normal de Ticul y co-fundador del Instituto Superior de Educación Normal, que dirigió durante 25 años. Fue alcalde de Ticul, miembro del Salón de la Fama del Deporte Yucateco, entre otros. Reciben el pésame su esposa Martha Isabel Peraza Medina, sus hijos Mariel, Everth y Evelio Dzib Peraza, así como demás familiares y amistades.

Everth AJ Dzib Rodríguez, in memoriam

EL VASO DE LECHE_

De 1974 a 1977 estudié mi secundaria en San Diego, Tekax. Tengo infinidad de recuerdos de esa etapa pero por esta vez, me referiré a una de las más significativas. Hablar de una Escuela Técnica Agropecuaria es referirse a ser estudiante interno, a recibir un «Pre» (unos cuántos pesos de mesada), a regaderas comunitarias, trabajo de campo, leñar, buenos maestros, alberca, apicultura, lengua maya, salidas al cine los jueves, contar los días para viajar a Ticul los sábados, estudiar, basquetbol, gandallas grandulones y cuates de buena ley… Puntualmente a las seis de la mañana sonaba la corneta, nos levantábamos a toda prisa y enarbolando nuestro pote de aluminio nos dirigíamos al comedor, se hacía la fila y ¡a desayunar! Eran los tiempos del frijol de fijo, los huevos cotidianos, la tortilla o telera y el chocomilk medio aguadón; con alguna variedad limitada. En algún momento de mi estancia Sandieguista, Everth, mi hermano mayor, que había pasado de ser mi maestro de Literatura a Subdirector de la escuela, habló con un maestro residente (el Profe. Salas, me parece) y le encargó proveerme de un vaso de leche a diario, por las noches. Yo debía visitar la casa del profe para recibirlo.

Era el vaso de leche más sabroso del mundo, en vaso de cristal grande, con azúcar y un pan dulce. ¡Cómo lo disfruté! Era un privilegio muy personal, que el buen corazón de Everth me concedía.

De espigada figura, atlético, velludo, estrella deportiva y de buena estampa, así lo recuerdo; pero lo más importante, más allá de su apariencia física, es que en su interior habitaba un gran humanismo, solidaridad e innegable afecto por sus hermanos y por sus semejantes.

Su gestolacto-alimentario, me dejó hacia él un sentimiento de gratitud. Lo cuál no implica que de adultos no hayamos tenido algunos conflictos de opinión o algunos desacuerdos, como suele pasar con todos los hermanos. Pero lo esencial siempre ha prevalecido.

Actualmente, cuando a veces disfruto un vaso de leche helada (necesariamente deslactosada) en la intimidad de mi fuero interno le agradezco a Everth Alonso de Jesús por ese invaluable regalo que en el pasado generosamente me dió: ¡el vaso de leche helada, con azúcar y en vaso de cristal, más sabroso del mundo!Gracias, hermano mayor, tu carisma y legado los recordaremos con fraternal afecto. Descansa en paz, en el Reino de Dios.El que firma con De Zeta.

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